SETLIST: My Generation (intro)/ Give Me All Your Love/ Ready an' Willing/ Can You Hear the Wind Blow/ Don't Break My Heart Again/ Is This Love/Gambler/ Love Will Set You Free/ Pistols at Dawn (solos de Doug Aldrich y Reb Beach)/ Steal Your Heart Away (solo de Tomy Aldridge)/ Forevermore/ Best Years / Bad Boys / Children of the Night/ Fool for Your Loving/ Here I Go Again/ Still of the Night/ We Wish You Well (outro)/
Vamos a ser sinceros y a hacer un acto de honestidad antes de que comiences a leer las crónicas de las dos actuaciones de Whitesnake que hemos podido ver en apenas una semana y con motivo de su gira europea con Def Leppard. Me considero seguidor de David Coverdale y su serpiente blanca sin llegar a profesar un fanatismo que me haga no ver sus equívocos y, con el paso del tiempo, y a pesar de las constantes idas y venidas de éste, mi simpatía por él ha ido aumentando. Está claro que lo que hizo Coverdale en los setenta está por encima del bien y del mal, fuera de toda crítica, su paso por Deep Purple haciendo historia y su carrera con los primeros Whitesnake es verdad que es brillante pero se está poniendo muy de moda criticar el disco que publicó en 1987 (aquel famoso “Whitesnake”) y su posterior giro en los ochenta hasta llegar a nuestros días mientras una cuadrilla de esnobs se dedican a ensalzar sus comienzos.
Cualquiera que, mínimamente, se moleste en entender la carrera de Coverdale y escuchar sus discos con cierto interés podrá adivinar que ese cambio ochentero tan criticado nunca respondió a un maquiavélico plan de Coverdale por aumentar las ventas sino a una evolución lógica en la que el acontecer de los hechos es el único responsable al que podríamos culpar de cómo ha transcurrido la carrera del vocalista. Es cierto que la formación de Whitesnake ha sufrido multitud de cambios pero también es verdad que con Moody, el magnífico Bernie Marsden armado con su Les Paul, Murray y Jon Lord grabó algunos de sus mejores discos (y me refiero a “Lovehunter” del 79, “Ready an’ Willing” en el 80, “Come an’ Get It” y “Saints & Sinners” del 81 y 82 respectivamente y el mítico “Live… In The Heart Of The City” que tantas y tantas veces he escuchado) y, si algo ha quedado claro de Coverdale, es su facilidad para rodearse de grandes guitarristas como el mencionado Marsden, Sykes (con el que grabo el “Slide It In”), el mismísimo Steve Vai e incluso ahora con Reb Beach y Doug Aldrich.
Pero, tal y como decía, si prestamos atención a los constantes cambios y esos músicos que han ido siendo reemplazados como piezas de un coche nos daremos cuenta de algunas cosas: es obvio que Whitesnake es el proyecto de Coverdale y no hay nada de malo en que entren o salgan compañeros mientras esté él, como también está claro que la evolución hacia el Hard Rock más comercial no fue de la noche a la mañana sino poco a poco para terminar eclosionando en pleno 1987 gracias al éxito del mítico disco pero, durante el camino ya fue dando muestras de que el terreno en el que sus canciones se movían era el Hard Rock con ciertos tintes bluesy y no al revés, alguien que pinche “Ready an’ Willing” y después “Whitesnake” se va a encontrar con grupos totalmente distintos pero no creo que sorprenda a esos que hemos escuchado cada disco suyo con dedicación.
Por otro lado, el estado de Coverdale es notable; se conserva en una forma estupenda para sus sesenta y dos años, su voz ha envejecido como es obvio pero ha ganado en matices, le cuesta llegar a algunas notas de hace veinte o treinta años pero lo resuelve arreglando las canciones. Y digo todo esto porque he escuchado todo tipo de críticas cuando deberíamos sentirnos afortunados de que Whitesnake pise de nuevo los escenarios europeos. No puedo llegar a entender como podemos parecer tan desagradecidos y no aprovechar los que quizá puedan ser los últimos discos de una formación de ensueño en la que, a pesar de haber recibido feroces críticas por la procedencia de sus músicos (porque para estar en Whitesnake parece ser que hay que estar empadronado en Inglaterra…) pero nadie parece haber reparado en que la mezcla de Aldrich, Beach y Aldridge es auténticamente demoledora en directo (¡qué bien que haya vuelto!). Por no hablar de lo dignos que resultan los lanzamientos de “Good To Be Bad” (2008) y, sobre todo, el excelso “Forevermore” (2011).
Así, llegábamos a Francia con la lógica ilusión de ver de nuevo a Coverdale y los suyos tras el buen sabor de boca que nos dejó su presencia en el Sonisphere de Suiza hace años, en donde Coverdale hizo de las suyas dando un concierto magnífico para presentar “Good To Be Bad”. Tras cambiar de horario con Twisted Sister, la Serpiente Blanca aparecía con el sol de cara y vestido con camisa negra y deportivas, junto a su grupo tras la introducción de The Who para interpretar, sin contemplaciones, ese “Give Me All Your Love” que puso el festival en pie, “Ready an' Willing” y “Break My Heart Again” confirmaron que salían a por todas pero, quizá por el horario (ver a un grupo de su categoría en pleno atardecer) o su extensa gira, aunque Coverdale y Beach se entregaron, me dio la sensación de que faltó algo. Además, el sonido no fue todo lo bueno que uno desearía, aún así, cuando sonó “Is This Love” todo el Hellfest se vino abajo.
“Love Will Set You Free” bajó la intensidad para que la gente corease y los solos de Aldrich y Beach a modo de duelo no hicieron más que calentar el ambiente como igual ocurrió con el de Aldridge tras “Steal Your Heart Away”. “Bad Boys” como una tormenta y “Fool For Your Loving” hicieron temblar a los cabezas de cartel, dos himnos inolvidables justo antes de “Here I Go Again” en la que engancharon a varias generaciones e hizo que la gente se entregase aún más y, para acabar a lo grande, “Still Of The Night” con Converdale ya caliente y su garganta dándolo todo.
Un buen concierto en el que faltó algo a pesar de las grandes canciones y la entrega de los músicos.
Y volamos a Madrid, puede parecer una locura pero ver a Def Leppard en nuestro país no es algo que se vea todos los días y más cuando vienen acompañados de Whitesnake y Europe en un cartel más que atractivo. Por lo tanto, ¿cómo dejar pasar la oportunidad? ¿Acaso hemos perdido la cabeza para ir dos veces a ver a los mismo grupos?
No, desde luego que no.
Aterrizamos en Madrid y al día siguiente tenemos una cita con Coverdale en el Palacio de Vistalegre. Cualquiera que lea estas páginas con asiduidad podrá dar fe de que lo nuestro con el recinto ya sólo se puede tildar de fobia. Son tantos y tantos conciertos en los que siempre ha fallado algo; el sonido –como casi siempre-, la organización o la escasa amabilidad del personal de seguridad… Accedemos y nos golpea una nube de calor, ¿no han puesto el aire acondicionado? La temperatura es tan alta que resulta imposible no agobiarse, los accesos a los aseos son impracticables debido a que han cerrado algunos y el embudo que se ha formado para entrar en la pista la convierten en una ratonera.
Desde nuestro asiento la estampa no mejora, hay demasiada gente y el calor es asfixiante.
Tras la intro de “My Generation” (curioso y simpático que tanto Leppard como Whitesnake salten al escenario con música de los Who), aparecen Beach, Devin, Aldrich, Ruedy y Aldridge y pronto nos damos cuenta de que, aunque el repertorio vaya a ser el mismo que en Francia, la entrega de los músicos es muy diferente y el sonido, por primera vez en Vistalegre y sin que sirva de precedente, es relativamente bueno. “Give Me All Your Love” atrona, suena como una apisonadora y desde el primer Segundo vemos a un Coverdale entregadísimo pero con la voz, lógicamente, más cansada. Lo suple con energía y fuerza lo que la hace sonar más grave y rasgada, qué decir tiene que esta textura la agradecen temas como “Ready an' Willing” o “Can You Hear the Wind Blow” como ocurre con “Is This Love” que entre el tono de Coverdale y la iluminación gana enteros lo que perdió a la luz del día en Francia.
El solo entre Reb Beach y Aldrich aquí suena eléctrica, como un duelo a muerte entre los dos guitarristas (Beach es grande y da apoyo a Coverdale constantemente) y tras “Steal Your Heart Away” llega el momento del solo de Tomy Aldridge. Es una alegría que haya vuelto a Whitesnake porque es uno de los baterías más viscerales y enérgicos que he visto en directo, a todos los que le hemos visto varias veces puede que no nos sorprenda su solo como antes (como la primera vez que le vimos golpear los parches con la palma de sus manos al más puro estilo “Bonzo”) pero sí que nos sigue sorprendiendo su fuerza. ¡Aldrich, Beach y Aldridge son el motor perfecto para la música de Whitesnake, un lujo en directo! En “Forevermore” confirmamos que estamos ante un gran concierto del grupo, Coverdale ha aprovechado para tomar aire y aparece renovado en el tema pero todavía le queda el esfuerzo de la recta final que afronta con “Bad Boys” y “Fool For Your Loving”, el teclado de Ruedy da paso a “Here I Go Again” que hace temblar toda la estructura del Palacio cuando Aldridge golpea en el estribillo. ¡Esta canción es inmortal! Y, para acabar, “Still Of The Night” nos devuelve a 1987 con Coverdale y los suyos sudorosos pero sonrientes. En apenas una semana hemos visto dos conciertos de Whitesnake con grandes diferencias, mientras en Francia cumplieron notablemente y supieron dar a la gente lo que ésta pedía en un festival, en Madrid parecían saber que tocaban en casa dentro de su propio concierto y la entrega fue completamente diferente.
Ya en el descanso, el puesto de merchandising se llena de gente que se arremolina en torno a las camisetas de Whitesnake, varias generaciones unidas por el mismo logo y las mismas canciones, por algo será. Esperemos que a Coverdale le queden más discos, más giras y, por supuesto, que nosotros las veamos.
© 2013 Conde Draco