SETLIST: Lovedrive (Scorpions)/ Another Piece of Meat (Scorpions)/ Assault Attack (Michael Schenker Group)/ Armed and Ready (Michael Schenker Group)/ Into the Arena (Michael Schenker Group)/ Rock My Nights Away (Michael Schenker Group)/ Attack of the Mad Axeman (Michael Schenker Group)/ Horizons/ Before the Devil Knows You're Dead/ Coast to Coast (Scorpions)/ Shoot Shoot (UFO)/ Only You Can Rock Me (UFO)/ Let It Roll (UFO)/ Too Hot to Handle (UFO)/ Lights Out (UFO)/ Holiday (Scorpions)/ Rock You Like a Hurricane (Scorpions)/ Rock Bottom (UFO)/ Blackout (Scorpions)/ Doctor Doctor (UFO)/
Después de un fin de semana que prometía ser auténticamente inolvidable y pronto se desinfló como un globo ya que las actuaciones de los principales artistas del Sonisphere dejaron mucho que desear con unos Iron Maiden levemente apagados, Megadeth con aspecto cansado, Ghost con mal sonido y Anthrax revitalizados en una inmerecida segunda juventud, por no hablar de la pequeña decepción que supuso la supuesta celebración de la música de Rory Gallagher a manos de su antiguo compañero, Gerry McAvoy, ver a Michael Schenker se convertía en la última oportunidad de ver una actuación de auténtico Rock en la capital (irónico que hace más de treinta años fuese él quien teloneó a Rory Gallagher y ahora McAvoy no llene ni una tercera parte de una pequeña sala mientras Michael reventaba la madrileña Sala Arena).
Y es que, estas alturas, no hace falta que hable de Schenker, de su talento y también de su inestabilidad, de su inmensa creatividad pero también de su comportamiento, ése que le hizo abandonar Scorpions y después UFO, ése que le hizo despreciar ofertas de casi cualquier gran banda entre los setenta y los ochenta para terminar centrándose en una prolífica carrera solista. Es verdad que en los últimos años parece haber encontrado cierta paz y sosiego pero todavía consigue mantener ese aura de peligrosidad e inestabilidad que le caracterizan y, a pesar de agotar las localidades, después de esas pequeñas decepciones del fin de semana, teníamos cierto reparo con lo que nos podíamos encontrar.
Y es que, estas alturas, no hace falta que hable de Schenker, de su talento y también de su inestabilidad, de su inmensa creatividad pero también de su comportamiento, ése que le hizo abandonar Scorpions y después UFO, ése que le hizo despreciar ofertas de casi cualquier gran banda entre los setenta y los ochenta para terminar centrándose en una prolífica carrera solista. Es verdad que en los últimos años parece haber encontrado cierta paz y sosiego pero todavía consigue mantener ese aura de peligrosidad e inestabilidad que le caracterizan y, a pesar de agotar las localidades, después de esas pequeñas decepciones del fin de semana, teníamos cierto reparo con lo que nos podíamos encontrar.
La verdad es que la noche prometía ser mágica gracias a la ayuda de Herman a la batería y Francis al bajo (ambos antiguos miembros de Scorpions) pero la gran sorpresa era ver a Doogie White al lado de Schenker y la verdad es que la mezcla resultó. La sala Arena se va llenando poco a poco y en un santiamén la pista se convierte en un mar de gente, la expectación por ver a Schenker se traduce en una marea de camisetas del Michael Schenker Group y Scorpions, algunos despistados con guitarras Dean a la espera de cazar a su ídolo por una firma y un constante ir y venir de fanáticos de Michael o Scorpions. La silueta de sus Flying reposando majestuosamente tras la batería se intuye, desde nuestra posición podemos ver cómo los roadies colocan el escenario, el setlist y los pedales del propio Michael.
Y la noche se abre precisamente con “Lovedrive” y “Another Piece Of Meat” de Scorpions que las hace sonar fantásticamente bien. Michael está muy delgado, parece un alienígena, pero hay algo mágico en su forma de tocar. No parará a lo largo de las dos horas que dura el concierto y con su simpatía se mete a la gente en el bolsillo causando estragos en las primeras filas. Michael sabe lo que la gente quiere y se lo da, levanta su guitarra Flying y la toca sin esfuerzo ante las cientos de manos que quieren inmortalizar el momento con sus móviles.
En una estupenda forma física, recorre el escenario, se agacha y sigue la música, su forma de tocar siempre ha sido peculiar y esa noche está pletórico, “Assault Attack” y “Armed And Ready” caen sin esfuerzo y verle tocar es una delicia, lo hace sin esfuerzo, con tanta naturalidad que parece sencillo pero no, no lo es. Una de mis favoritas, “Into The Arena” del Michael Schenker Group revuelve las primeras filas con su riff juguetón y así seguirá con “Rock My Nights” y “Attack of the Mad Axeman”, a esas alturas de concierto ya estamos seguros de que la noche será auténticamente inolvidable.
Doogie White está contento y de buen humor, canta con una increíble buena voz a prueba de salas con mal sonido y es capaz de alcanzar agudos cuando la canción lo requiere y la sólida base rítmica de Herman y Francis sirve para que Michael entre y salga de las canciones a su gusto (mención especial para Wayne Findlay, con un look muy Dimebag, que ayudó a los teclados y la guitarra, precisamente, una Dean Dimebag Darrell como curioso resultó ver al propio Schenker con el Wah Wah signature de Darrell también)
En una estupenda forma física, recorre el escenario, se agacha y sigue la música, su forma de tocar siempre ha sido peculiar y esa noche está pletórico, “Assault Attack” y “Armed And Ready” caen sin esfuerzo y verle tocar es una delicia, lo hace sin esfuerzo, con tanta naturalidad que parece sencillo pero no, no lo es. Una de mis favoritas, “Into The Arena” del Michael Schenker Group revuelve las primeras filas con su riff juguetón y así seguirá con “Rock My Nights” y “Attack of the Mad Axeman”, a esas alturas de concierto ya estamos seguros de que la noche será auténticamente inolvidable.
Doogie White está contento y de buen humor, canta con una increíble buena voz a prueba de salas con mal sonido y es capaz de alcanzar agudos cuando la canción lo requiere y la sólida base rítmica de Herman y Francis sirve para que Michael entre y salga de las canciones a su gusto (mención especial para Wayne Findlay, con un look muy Dimebag, que ayudó a los teclados y la guitarra, precisamente, una Dean Dimebag Darrell como curioso resultó ver al propio Schenker con el Wah Wah signature de Darrell también)
Después de “Horizons” (que sonó también fantástica) dedican “Before The Devil Knows You’re Dead” y se la dedican a Dio (justo ese fin de semana pudimos ver a Anthrax también rendir homenaje al Elfo en el Sonisphere) y ya en la recta final un auténtico maratón de clásicos como “Coast To Coast” de Scorpions, para los amantes de UFO “Shoot Shoot” , “Only You Can Rock Me” , “Too Hot To Handle” y “Lights Out” (todo un himno) y “Rock Bottom” pero sin olvidar su paso por Scorpions con “Holiday” (celebradísima y coreada por todos) que, a pesar del tiempo y haberla escuchado un millón de veces, sigue sonando preciosa, reventar el techo de la sala con “Rock You Like a Hurricane” y, por supuesto, acabar con esa guitarra ya histórica con la que comienza “Doctor Doctor” y sentir que todas las gargantas se convierten en una.
Curioso privilegio haberla escuchado dos veces en apenas dos días; una como introducción ya clásica de un concierto de unos, ligeramente fatigados, Iron Maiden y otra finalizando uno de dos horas a manos de Michael Schenker, no dudéis que el Rock, ese fin de semana, quien lo trajo a nuestro país fue Michael Schenker, muy alejado de las masas, los focos y los grandes, y a veces, innecesarios montajes escénicos. Para acabar, saca una cámara y mientras toma fotos con la mano derecha sigue tocando con la izquierda sobre el mástil y Doogie se despide con una sonrisa de oreja a oreja después de habernos dicho que somos su mayor audiencia en este tramo de la gira (algo inconcebible para unos músicos así) y Schenker le cuesta dejar la guitarra. Genio y figura.
Curioso privilegio haberla escuchado dos veces en apenas dos días; una como introducción ya clásica de un concierto de unos, ligeramente fatigados, Iron Maiden y otra finalizando uno de dos horas a manos de Michael Schenker, no dudéis que el Rock, ese fin de semana, quien lo trajo a nuestro país fue Michael Schenker, muy alejado de las masas, los focos y los grandes, y a veces, innecesarios montajes escénicos. Para acabar, saca una cámara y mientras toma fotos con la mano derecha sigue tocando con la izquierda sobre el mástil y Doogie se despide con una sonrisa de oreja a oreja después de habernos dicho que somos su mayor audiencia en este tramo de la gira (algo inconcebible para unos músicos así) y Schenker le cuesta dejar la guitarra. Genio y figura.
© 2013 Conde Draco