SETLIST: Trust/ Hangar 18/ Kingmaker/ Public Enemy No. 1/ A Tout Le Monde/ Countdown to Extinction/ Architecture of Aggression/ Sweating Bullets/ Super Collider/ Symphony of Destruction/ Peace Sells/ Holy Wars... The Punishment Due/
En el mundo del Rock siempre se dan todo tipo de situaciones extrañas, casos que pondrían en jaque a Mulder y Scully y ése, por ejemplo, sería el expediente de Megadeth. No voy a hablar de Mustaine y su relación con Metallica, no voy a profundizar en lo poco acertados que me parecieron “United Abominations” o “TH1rt3en” (a pesar de que, con el tiempo, éste último acaba entrando e incluso podría decir que disfruto de lo lindo la primera cara) y la confianza que tengo en “Super Collider” pero, a estas alturas, me da la sensación de que, o Mustaine cambia de tercio rápidamente y se centra, o estamos asistiendo a los últimos estertores de una banda que no es que de muestras de agotamiento sino que, literalmente, es la crónica de una muerte anunciada. Lo peor de todo esto es que no sé exactamente en dónde está el fallo; Drover no tiene carisma ni pegada, es indigno de estar en Megadeth pero cumple su papel y aguanta el tipo en canciones como “Hangar 18” o “Holy Wars”, Ellefson ha vuelto para bien y no precisamente por su bajo (que sí, que las potentes líneas que le hicieron famoso siguen estando ahí, suena poderoso) sino por el apoyo y confianza que da a Mustaine y Broderick no es sólo uno de los mejores guitarristas del Metal sino aquel que ahora mismo mantiene en pie a Megadeth en directo y debe soportar el peso de las comparaciones con Friedman (un músico del que no dudo de su virtuosismo y genialidad pero que, como pude comprobar hace ya muchos años en directo, con Megadeth da mucho menos juego que Chris) así que, si recuerdo la actuación que nos ocupa, sólo podría decir que quizá, con todo el dolor de mi corazón, el gran problema de Megadeth sea el mismísimo Mustaine.
Soy el primero que no le pide un disco de Thrash a estas alturas, no creo que el retorno a su época más gloriosa le salvase del naufragio, durante un tiempo creí que Mustaine había encontrado su rumbo y fue tras el fiasco de “Risk”, aquellos años -aunque convulsos- creí que le habían dado a Mustaine pistas de por dónde debía ir su carrera. Dave debería saber a estas alturas que Megadeth nunca más volverán a ser un grupo sino su proyecto unipersonal y no hay nada de malo en ello, debería centrarse en componer buenas canciones y mover como piezas a músicos de su banda que actualmente no encajan, debería dar menos conciertos y recuperar su antigua fuerza en directo. Por mucha simpatía que le tenga a Ellefson, éste no aporta nada en absoluto a los actuales Megadeth y lo mismo pienso de Drover. Mustaine debería salirse por la tangente y, junto con Broderick, dedicarse a hacer lo que realmente le gusta y no lo que la gente espera de él porque además está claro que no sabe dárselo o quizá, para colmo, no quiera.
La noche del Sonisphere madrileño pintaba bien, Megadeth volvían a España después de la buena impresión que nos habían dejado en el European Carnage junto a Slayer, traían nuevo disco bajo el brazo, “Super Collider”, y todo apuntaba a que serían unos de los grandes triunfadores de la noche pero, una vez más, nadie supo que es lo que falló. El sonido del Sonisphere en Madrid fue una auténtica mierda, ya no es cuestión de dónde nos situemos; ni al fondo, ni a los lados, ni en el “Black Circle” se escuchaba con nitidez. Sonaron más brutales las actuaciones de Newsted o Anthrax que las de Megadeth, Maiden o los setenteros Ghost. Los amplificadores zumbaban con un ruido de masa insoportable, acoples por todos sitios, el sonido rebotaba de lo lindo y, para colmo, poca potencia, Megadeth sonaron bajos de volúmen, planos y sin matices, el sonido se convirtió en una pelota en la cual se perdieron los solos de “Hangar 18” y “Architecture Of Agression” sonó garajera (algo inconcebible), la voz de Mustaine era apenas audible en las estrofas y el bajo de Ellefson sólo sonó con fuerza en la introducción de “Peace Sells” (cuando no había otro instrumento sonando, claro). De todo esto quiero pensar que Megadeth no es culpable, que el sonido en un festival no es responsabilidad exclusiva del grupo y sólo así puedo entender este fiasco y el anterior que viví durante la gira del “Peace Sells” en el último Sonisphere en el que tocaron Mustaine y los suyos hace ya tres años.
Hicieron un alto en el camino con “Countdown To Extinction” y “Architecture of Agression” para recordarnos las virtudes de aquel disco y a fe que lo lograron a pesar de que ésta última no sonó todo lo bien que debería y, a excepción de unos pocos, el resto de la gran masa festivalera no disfrutó tanto como los consabidos “Sweating Bullets” o la archiconocida “Symphony of Destruction”, por el camino se quedó “Super Collider” que perdió el sabor que tiene en el estudio y no convenció pero, al final –como siempre-, apostaron a caballo ganador con “Peace Sells” y una embarullada “Holy Wars” con la voz de Mustaine perdida entre las guitarras.
Me duele decirlo por la relación que esta página tiene con el grupo pero Mustaine debería sentarse a recapacitar, no se trata de volver a hacer Thrash, se trata de que lo que hagas esté bien y, aunque tiene el genio, las ganas y las ideas, le falta la fuerza. Mustaine se pasea por los escenarios…
© 2013 Jack Ermeister
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