Parece que fue ayer cuando me encontraba a las puertas del difunto Madrid Rock (tienda a la cual tengo asociados grandes momentos de mi adolescencia) para que Joe Satriani estampase su firma sobre su disco homónimo del 95 o el anterior -y todavía calentito- "Time Machine" (1993), eran buenos tiempos para Joe a pesar de estar atravesando el boom del rock alternativo de los noventa. "Surfing with the Alien" (1987), "Flying in a Blue Dream" (1989), "The Extremist" (1992), "Time Machine" (1993) y "Joe Satriani" (1995) eran grandes álbumes y nos demostraban que se podía ser un virtuoso y, a la vez, transmitir. Justo lo que le ocurre a "Satch" con "Unstoppable Momentum". Después de girar y girar, de embarcarse en algunos proyectos con otros músicos, Joe se sentó en su estudio casero y se olvidó de ser el que toca más rápido y volvió a la esencia de su música intentando dar un giro radical a sus últimas entregas y volver a la altura de "The Extremist" o "Time Machine", por lo tanto, estamos de enhorabuena. Así, surgió el tema que da título al disco y Joe se entusiasmó como cuando era un crío, repitiendo una y otra vez la melodía, tocándola cien veces al día y es que las notas de "Unstoppable Momentum" son evocadoras y llevan a la niñez, a un lugar mágico lleno de nostalgia pero energía.
La guitarra de Joe dejaba atrás la pirotecnia para volver a narrar, a contar una historia, a hablar como hacía tiempo que no lo hacía, a llevarnos a ese lugar común que los aficionados y el músico compartimos. Aunque "Unstoppable Momentum" se desarrolle sobre la misma melodía una y otra vez, es una maravilla de canción y, como la magdalena de Proust, la canción le llenaba tanto por dentro que, con sus recuerdos, era capaz de viajar en el tiempo y encontrarse a un jovencito Joe enamorado de Hendrix o The Who, corriendo a casa después del colegio para tocar la guitarra y acariciar las portadas de esos vinilos. Pero, aunque saciado con la nueva canción, Joe quería más y no le bastaba con "Unstoppable Momentum" así que, en la comodidad de su hogar, llegó a componer más de sesenta canciones para, finalmente, quedarse con una selección final de once. No es nada nuevo para los que disfrutamos de su arte, "Satch" es un trabajador incansable y tiene la cabeza llena de composiciones, ideas y bocetos para cientos de posibles discos.
Con la ayuda de Mike Frazer en los mandos, Vinnie Colaiuta tras los parches, Chris Chaney al bajo y Mike Keneally en los teclados, "Unstoppable Momentum" arrancaba como proyecto y, si la canción con la que se abre, era grandiosa en sí misma, "Can't Go Back" (inspirada por la pérdida de un amigo y en una novela de Thomas Wolfe) navega entre la fragilidad de la guitarra de Joe y una melodía ligera e irresistible, entre la pérdida y el reencuentro con tus sentimientos una vez que vuelves a la casilla de partida.
Nos elevamos con "Lies And Truths" entre las nubes, volamos sobre la ciudad y terminamos de manera acelerada entre los coches, corriendo a gran velocidad entre "mentiras y verdades" porque parece que el extraterrestre ha dejado de leer sobre Ciencia Ficción y ahora se para en seco a mirar lo que ocurre en nuestro planeta. Exhibición y virtuosismo técnico en cada uno de los solos de "Lies And Truths" para volver a la melodía inicial tras quemarse las yemas de los dedos en el mástil.
"Three Sheets To The Wind" y Joe vuelve en el tiempo a finales de los sesenta, en plena psicodelia gracias a ese piano "honky-tonkiano" y nos adentramos en el alma del alien con "I'll Put A Stone On Your Cairn", la más ambiental del disco y a la vez emotiva gracias a esa influencia celta, que sirve para descansar los oídos antes de "Door Into Summer" y de vuelta a la literatura, de Wolfe a Heinlein, con el primer corte que pude escuchar de este "Unstoppable Momentum", una de mis favoritas, con un sonido "cien por cien Satriani", reconocible desde la primera nota.
La crítica social no se queda en el tintero gracias a "Shine On American Dreamer" e incluso las seis cuerdas de la guitarra de "Satch" suenan más aguerridas y cargadas de rabia que nunca, encorsetadas por la férrea base de Colaiuta. El country tiene cabida en "Jumpin' In" pero electrificado, te hace mover los pies y el ritmo de su fraseo es tan impresionante que resulta plena en su unión con "Jumpin' Out", quizá más ligera y plana que la anterior pero igual de divertida. Por separado no tendrían ningún sentido pero escuchándolas "hermanadas" resultan todo un aperitivo digno del mejor gourmet.
De nuevo "Satch" baja a la tierra y se carga todo el peso de ésta sobre sus hombros en "The Weight Of The World", con todo el sentimiento y sensibilidad que es capaz. El contrapunto llegará al galope con "A Celebration", enérgica y optimista pero igualmente evocadora, se disfruta de un tirón y, cuando acaba, uno tiene ganas de más y vuelve a pinchar este "Unstoppable Momentum" desde el principio, una y otra vez, una y otra vez...
Hacía tiempo que no me emocionaba tanto con un disco de Satriani pero es que escuchándolo uno tiene la sensación de que ha vuelto a ser el mismo de antes, aquel que conjugaba la técnica con el sentimiento, la maestría con la que no sólo saber pulsar cada cuerda de su guitarra sino cada una de tu corazón. Satriani es único por muchos motivos y "Unstoppable Momentum" es uno de ellos.
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