SETLIST: Bombs away/ Kinda Fuzzy/ Open My Present/ Oh, Well/ Tremendous Dynamite/ In My Dreams/ On The Ropes/ Peach Blossom/ Prizefighter/ The Turnaround/ New Alphabet/ Go Knuckles!/ Fresh Feeling/ Fresh Blood/ I'm Your Brave Little Soldier/ Souljacker/ Mr. E's Beautiful Blues / My beloved monster/ Stick Together/ Go EELS!/
El mundo necesita más músicos como Randy Newman o Tom Waits y Mark Oliver Everett se ha convertido, sin quererlo, en el próximo gran artista, heredero de Newman o Waits, Dylan, Davies o Smith, no es que no sea ya un gran músico pero es que su carrera apunta alto, más alto aún de lo que nos podemos imaginar . Aquel que todos descubrimos con "Beautiful Freak" (1996) después de haber firmado con Dreamworks y que fue incapaz de llenar la noche de su primer concierto madrileño hace quince años, ahora se pasea con garbo por media Europa vendiendo todas las entradas a su paso. Por el camino ha perdido a casi toda su familia, se ha caído y se ha vuelto a levantar, se ha convertido en un escritor de éxito, ha ocultado su prognatismo con una tupida barba digna del mismísimo BIlly Gibbons, ha publicado una exuberante trilogía en menos de dos años, varios directos, un doble y disfruta de sorprender a sus seguidores cada gira, cada noche cambiando de tercio su música; ahora punk, ahora rock, soul y blues. ¿Algo más? Sí, se ha aficionado a los puros y disfruta de la compañía de su perro... Ahora que lo pienso, entre la primera vez que vi a Mr. E en directo hasta esta última han pasado muchos años, demasiados; aquella noche se ocultó tras sus gafas como siempre, se sentó al piano y se limitó a presentar "Daisies of the Galaxy" (2000) con cara de ajo. Leyendo su libro puedo entender que no atravesaba su mejor momento y, con todo y con ello, el concierto fue igualmente grande pero nada que ver con lo que ahora despliega Mr. E sobre las tablas. En apenas siete álbumes se ha convertido en todo un monstruo que coquetea con absoluta libertad con casi cualquier estilo sin despeinarse, se permite excentricidades y meterse a su público en el bolsillo con aparente facilidad, ni siquiera tiene que dirigirse a él o hacer concesión alguna y acudir a sus éxitos para dar un concierto sobresaliente.
Con "Wonderful, Glorious" aún humeante, Eels (ese proyecto unipersonal de Mark Everett) volvía a España para hacer sonar, al menos, media docena de nuevas canciones que le sientan como un guante a nuestro protagonista. Noche de gala, todas las entradas vendidas y una sala llena hasta los topes, máxima expectación por ver a Mr. E que saltaba al escenario con aspecto descuidado y su clásica barba más recortada que de costumbre, gafas, gorra y uniformado, como el resto de la banda y técnicos, con un chandal Adidas, armados con varias guitarras Danelectro, nos electrificó a todos con "Bombs Away" que sonó deliciosa. Viendo el escenario me doy cuenta de que hay dos tarimas, una sobre la que descansa la batería y a la derecha otra, sobre la que Mr. E se retuerce, una puesta en escena muy similar a la que suele gastarse Waits. Mr. E controla el cotarro como un maestro de orquesta, un solo gesto y sus músicos paran, se encabritan, cogen la directa o aguardan pacientes mientras él diga. Suena a blues, blues del sucio mezclado con todo el fuzz y mala leche de la mejor música alternativa y, entre Danelectro y Gibsons, un palo de lluvia, unas maracas y una pandereta. "Kinda Fuzzy" sube la temperatura y hace que toda la pista bote a la vez, su ritmo es contagioso y vibrante, optimista y adictivo. "Open My Present" nos lleva con sus sonoridades a la década de los setenta, casi podemos sentir el viento golpeándonos en plena noche de verano mientras conducimos un descapotable en una película de Tarantino y la juerga continúa con un "Oh, Well" lleno de cambios de ritmo y una guitarra tan bluesy pero macarra que es capaz de prender la sala en llamas. ¡Qué afortunados nos sentimos, en menos de un año hemos podido escuchar en directo "Oh, Well" por Mr. E y por Tom Petty! (quizá la de éste último gane a la de Everett, pero por poco, por muy poco)
Nos recordó quién es "el hombre lobo" en "Tremendous Dynamite" y las ganas que tenía de sangre fresca en "Fresh Blood" pero antes nos rompió el corazón con "In My Dreams" que sonó tan delicada y desnuda que nos tocó la fibra a todos los allí presentes. "Peach Blossom" le hizo disfrutar con un baile grotesco y simpático y una interpretación digna del de Pomona, tan brutal como impactante con ese puente tan delicioso que es capaz de llevarte al mismísimo cielo y eso mismo logró con "On The Ropes" y la desoladora "The Turnaround" (quizá una de las mejores canciones del año, tan intensa, emocional, dramática y romántica que cuando despega te rompe en dos el corazón).
"Prizefighter"puso de nuevo el blues más cazallero y garajero al servicio del público que no dudó en gritarla a pleno pulmón como pasó con "Souljacker" que fue capaz de poner en jaque a todos y cada uno de los que se dejaron la voz en semejante torbellino de electricidad. "New Alphabet" (con una sección central tan bella que logró elevarse sobre la distorsión y la pegada del medio tiempo) y la juguetona "I'm Your Brave Little Soldier" remataron la jugada como "Fresh Feeling" (una de mis preferidas de aquel "Souljacker" del 2001) nos enamoró una vez más a pesar de carecer , obviamente, de los arreglos de cuerda que luce en el álbum y, como flamante final, "Mr. E's Beautiful Blues" y una versión muy diferente de "My beloved monster" por no hablar de "Stick Together" con el público ya en plena comunión con el grupo.
Necesitamos a artistas como Mr. E, sin duda, pero qué afortunados somos de haberle disfrutado durante los últimos quince años, qué suerte que se acuerde de España y pase por aquí puntualmente a presentar sus álbumes, una auténtica maravilla. Le damos cinco estrellas porque no tenemos más, nos las robó todas en Madrid ese hombre lobo de Mark.
Con "Wonderful, Glorious" aún humeante, Eels (ese proyecto unipersonal de Mark Everett) volvía a España para hacer sonar, al menos, media docena de nuevas canciones que le sientan como un guante a nuestro protagonista. Noche de gala, todas las entradas vendidas y una sala llena hasta los topes, máxima expectación por ver a Mr. E que saltaba al escenario con aspecto descuidado y su clásica barba más recortada que de costumbre, gafas, gorra y uniformado, como el resto de la banda y técnicos, con un chandal Adidas, armados con varias guitarras Danelectro, nos electrificó a todos con "Bombs Away" que sonó deliciosa. Viendo el escenario me doy cuenta de que hay dos tarimas, una sobre la que descansa la batería y a la derecha otra, sobre la que Mr. E se retuerce, una puesta en escena muy similar a la que suele gastarse Waits. Mr. E controla el cotarro como un maestro de orquesta, un solo gesto y sus músicos paran, se encabritan, cogen la directa o aguardan pacientes mientras él diga. Suena a blues, blues del sucio mezclado con todo el fuzz y mala leche de la mejor música alternativa y, entre Danelectro y Gibsons, un palo de lluvia, unas maracas y una pandereta. "Kinda Fuzzy" sube la temperatura y hace que toda la pista bote a la vez, su ritmo es contagioso y vibrante, optimista y adictivo. "Open My Present" nos lleva con sus sonoridades a la década de los setenta, casi podemos sentir el viento golpeándonos en plena noche de verano mientras conducimos un descapotable en una película de Tarantino y la juerga continúa con un "Oh, Well" lleno de cambios de ritmo y una guitarra tan bluesy pero macarra que es capaz de prender la sala en llamas. ¡Qué afortunados nos sentimos, en menos de un año hemos podido escuchar en directo "Oh, Well" por Mr. E y por Tom Petty! (quizá la de éste último gane a la de Everett, pero por poco, por muy poco)
Nos recordó quién es "el hombre lobo" en "Tremendous Dynamite" y las ganas que tenía de sangre fresca en "Fresh Blood" pero antes nos rompió el corazón con "In My Dreams" que sonó tan delicada y desnuda que nos tocó la fibra a todos los allí presentes. "Peach Blossom" le hizo disfrutar con un baile grotesco y simpático y una interpretación digna del de Pomona, tan brutal como impactante con ese puente tan delicioso que es capaz de llevarte al mismísimo cielo y eso mismo logró con "On The Ropes" y la desoladora "The Turnaround" (quizá una de las mejores canciones del año, tan intensa, emocional, dramática y romántica que cuando despega te rompe en dos el corazón).
"Prizefighter"puso de nuevo el blues más cazallero y garajero al servicio del público que no dudó en gritarla a pleno pulmón como pasó con "Souljacker" que fue capaz de poner en jaque a todos y cada uno de los que se dejaron la voz en semejante torbellino de electricidad. "New Alphabet" (con una sección central tan bella que logró elevarse sobre la distorsión y la pegada del medio tiempo) y la juguetona "I'm Your Brave Little Soldier" remataron la jugada como "Fresh Feeling" (una de mis preferidas de aquel "Souljacker" del 2001) nos enamoró una vez más a pesar de carecer , obviamente, de los arreglos de cuerda que luce en el álbum y, como flamante final, "Mr. E's Beautiful Blues" y una versión muy diferente de "My beloved monster" por no hablar de "Stick Together" con el público ya en plena comunión con el grupo.
Necesitamos a artistas como Mr. E, sin duda, pero qué afortunados somos de haberle disfrutado durante los últimos quince años, qué suerte que se acuerde de España y pase por aquí puntualmente a presentar sus álbumes, una auténtica maravilla. Le damos cinco estrellas porque no tenemos más, nos las robó todas en Madrid ese hombre lobo de Mark.
© 2013 Conde Draco
Todas las fotos pertenecen a Victor Roces (Volga), disfruta de muchas más aquí.