Crítica: Volbeat "Outlaw Gentlemen & Shady Ladies"

Parece ser que Michael Poulsen ha decidido meter la directa y pisar a fondo con el objetivo de colocar a Volbeat en lo que podríamos denominar las altas esferas del Rock. Una cosa es clara, el tipo sabe moverse y sabe estar en su lugar;  sabe con quién debe codearse para sacar el mejor provecho tanto para él como para su banda. No nos engañemos, Volbeat no dejaría de ser un grupo más, de la enorme marabunta que existe dentro del  underground musical, si no fuera por el carisma y la presencia que siempre despliega su líder y cantante. No hay disco que se precie que Michael no cuente con importantes y conocidos colaboradores (recuerdo así a voz de pronto a Barney de Napalm Death y a Petrozza de Kreator en su "Beyond Hel/Above Heaven"), y no hay concierto importante en Copenhague que Volbeat no sean los teloneros (recordamos por ejemplo a Metallica)...Aunque duela decirlo, y a lo mejor más aún leerlo o escucharlo, no podemos negar que Volbeat es un grupo que conduce a engaño; trato de explicarme, de primeras sí que llegan a sorprenderte (a mi me ha pasado) tanto por la novedad como por las peculiaridades que exponen en su música, pero es que según le vas dando escuchas progresivas a sus trabajos te das cuenta que se vuelven un tanto cansinos y plastas. Son grandes músicos, eso es indiscutible e innegable y considero que a tal efecto así hay que reconocérselo; pero curiosamente el activo más poderoso con el que cuentn, que no es otro que la característica y peculiar voz de Poulsen, se convierte a su vez en la carga que más peso arrastra en su pasivo. El dicho que dicta "lo poco agrada y lo mucho cansa" podríamos perfectamente plasmarlo en los daneses; un ratillo lo aguantas, un disco entero y de seguido, complicado.

A nivel personal tengo que decir que mis discos favoritos son los dos primeros, sobre todo el segundo ("Rock The Rebell/Metal The Devil) donde considero que Poulsen andaba más acertado jugando con los sonidos punk y dejando un poco más de lado los efluvios metálicos, y que posteriormente y disco tras disco ha ido incrementando con un resultado no excesivamente satisfactorio. Cómo olvidar aquel maravilloso "cuento del jardín" que cantaba con un emotivo Johan Olsen, donde la velocidad de su guitarra y las Chuck Taylor que vestían sus pies eran sus principales bazas y sus únicas herramientas. Con  su tercer álbum,  "Guitar Gangsters" empezaron a meter sonidos más duros y sobre todo mucho más opacos, que daban como resultado un disco de etiqueta incalificable, situándose en una especie de tierra de nadie difícil de marcar y calificar. Con "Outlaw Gentlemen" copian  exactamente la fórmula empleada en "Beyond Hell", embruteciendo y oscureciendo (si cabe un poquito más) su sonido, con respecto al plasmado en sus tres primeros retoños. ¿Por qué cambiar si la fórmula funciona, verdad?...pues eso es justamente lo que han hecho, no cambiar absolutamente nada. Si con "Beyond Hell" y tras su fichaje con Universal las cosas les fueron especialmente bien, con "Outlaw Gentlemen" repiten la operación, no tocando casi nada, con el fin de conseguir resultados similares a los de entonces...

La única novedad que tiene el nuevo disco no es otra que la incorporación de un nuevo guitarrista y de un nuevo productor, que curiosamente en este caso confluyen ambas labores en una misma persona. Rob Caggiano es el encargado, junto con Jacob Hansen, de los mandos en esta nueva obra...y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o lo que es lo mismo, que Rob estaba en el paro tras su baja en Anthrax y que Michael Poulsen se había quitado del medio al bueno de  Thomas Bredahl, pues que mejor que fichar a un guitarrista de las características de Caggiano,  y así de este modo tan simple engordar un poco más el nombre de Volbeat...vamos que ni así de fácil se las ponían a Felipe II. Siempre que ocurren este tipo de circunstancias se me viene a la cabeza el episodio de Bob Rock con Metallica, cuando el productor en un arranque de idiotez total se ofrece como bajista de la banda en la grabación de "St. Anger"  y tras la marcha y el abandono de Newsted. Supongo que en el caso de Caggiano no sería tan penoso como lo que pudimos ver en "Some Kind Of Monster"...

Centrándonos en el apartado musical propiamente dicho, hay que decir que a grandes rasgos "Outlaw Gentlemen" es un disco aceptable, que no es la panacea universal pero tampoco es una basura. El álbum se deja escuchar, tiene cosas curiosas como la colaboración que hace Poulsen junto con su compatriota King Diamond en "Room 24", un tema fantástico, duro, sino el mejor sí que uno de los más llamativos y uno de los que mejor sabor de boca nos deja...aunque he de confesaros que en este caso no estoy siendo todo lo objetivo que debería ser, dada mi pasión ciega por el Rey danés. Como temas brillantes destacaría los dos últimos, por un lado "Doc Holliday", con un comienzo realmente arrollador gracias al riff más violento y asesino que recuerdo escuchar en Volbeat. Sí que se nota que no han escatimado medios en la producción del álbum, hay que reconocer que suena espectacular y perfecto en todo momento, sin una sola fisura ni una sola grieta apreciable. Por otro lado también destacaría como tema óptimo la recta y sombría "Our Loved Ones" donde una incisiva armónica hace las veces de maestra de ceremonia de una de las melodías más jugosas y risueñas del disco. 

Como canciones aceptables señalaríamos "The Lonesome Rider", un tema que cuenta con la colaboración de Sarah Blackwood y que gracias a los efectos vocales de Poulsen y a la rotundidad de sus guitarras la marcan como óptima para su despliegue en directo. Sus seguidores lo identificarán fácilmente con los temas más entrañables de su tercera obra (Guitar Gangsters). Tampoco tendríamos que desechar ni arrojar al contenedor su primer single "Cape Of Our Hero", un tema serio y directo, con un estribillo tan pegadizo como clásico, que seguramente no desagrade a nadie que considere amante de la buena música y del buen rock. Todo lo contrario sucede con las dos primeras canciones del álbum, "Pearl Hart" y "The Nameless One" aburren a las piedras, mostrando a un frontman totalmente perdido y desubicado, hasta tal punto que es capaz de adormilarnos con su cánticos y sus melodías sin sentido. Con "Dead But Rising" nos despiertan gracias a un demoledor choque de guitarras auspiciadas por un Michael y un Rob sensacionales en su alterno de riffs...pero como suele decirse la alegría dura poco en la casa del pobre, y por desgracia no es mucho el tiempo que transcurre hasta que el tema se muta en pegajoso y molesto. Está claro y salta a primera vista, parece ser que esta vez anduvieron nada acertados con el orden de las canciones. Es raro ver un disco que sea mejor el final que el principio (normalmente suele ocurrir al revés) pero con este trabajo Volbeat han logrado convertir lo difícil en coser y cantar; así que lo mejor, y con el fin de no apretar el stop en la tercera canción, es ponerle el shuffle, para que así todo sea un poquito más sencillo y algo más llevadero. 

Como resumen diremos que en líneas generales el disco no está mal, aunque se empiezan a ver ciertas carencias que tienen que intentar solucionar y no repetir en el futuro. No digo que cambien su fórmula, si les va bien así pues que sigan así...pero sí que tienen que hacer algo por intentar recuperar un poco del espíritu gamberro y delincuente de sus dos primeros discos. Es lo que tiene convertirse en una banda de cierto estamento, no es un caso aislado el suyo, ni mucho menos; al fin y al cabo todas acaban pasando por el aro y todas ellas terminan por acatar las directrices que de una manera u otra marca la ley del mercado. Por desgracia esto es así en todos los estamentos de la vida y no lo podemos cambiar...quien se mueve no sale en la foto!


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