SETLIST: Enemies (In Jail)/ Rain and Thunder and Lightning/ Vibrato/ Scarified (Racer X)/ Go All Night (Pat Travers Band)/ Bivalve Blues/ Put It on the Char/ Blue Rondo à la Turk (The Dave Brubeck Quartet)/ Atmosphere on the Moon/ Technical Difficulties (Racer X)/ Hurry Up / Mr. Spock / Paris Hilton Look-Alike / Alligator Farm / Terrible Man / Space Ship One / To Be with You / Green-Tinted Sixties Mind (acoustic)/ The Pronghorn/ Down to Mexico/ Man on the Silver Mountain (Rainbow)/ Stay With Me (Faces)/ Still Got the Blues (Gary Moore)/ Synchronicity I (The Police)/ Sin City (AC/DC)/ Beating Around the Bush (AC/DC)/
El gran milagro de Paul Gilbert no reside en su increíble forma de tocar la guitarra sino en hacerlo parecer tan fácil, tan divertido que, el que más y el que menos, aquella noche de viernes en Madrid, volvió a casa creyéndose capaz de emular al propio Gilbert, craso error pero es que su simpatía y carisma se contagia con facilidad. Días antes del concierto, cambio de sala, de la simpática Sala Caracol a la antipática Sala Cats con varias antiestéticas columnas repartidas a lo ancho del local. ¿Por qué del cambio? Obviamente, debido al temporal legal que atraviesa la Caracol pero, una vez dentro del nuevo local, me sorprende el poco poder de convocatoria (o el escaso interés que despierta en nuestro país) de un auténtico coloso de las seis cuerdas como Gilbert. Es algo que nunca entenderé ya que, sin entrar en un debate técnico y absurdas comparaciones con otros virtuosos, las composiciones de Gilbert son bastante más cercanas y asequibles para el público medio que las de, por ejemplo, el marciano Steve Vai o el imposible Satriani. Gilbert no sólo ha coqueteado con el Pop, el Rock, el Hard Rock, el Progresivo sino también con el Blues y la fusión en el Jazz como demuestra su último gran disco, “Vibrato” (2012). Mientras que cualquier neófito que se interese en el intrincado mundo actual de Vai, por poner un ejemplo, necesitará cierto esfuerzo, cualquier chaval con un mínimo de inteligencia obtendrá una satisfacción mucho más inmediata con canciones de la talla de “Scarified” o “Fuzz Universe”. Por no hablar de lo divertido y asequible que resulta Gilbert en directo, muy alejado del habitual endiosamiento con el que los “dioses del mástil” nos obsequian habitualmente (y aquí si es de justicia excluir al amabilísimo y paciente Vai).
El gran milagro de Paul Gilbert no reside en su increíble forma de tocar la guitarra sino en hacerlo parecer tan fácil, tan divertido que, el que más y el que menos, aquella noche de viernes en Madrid, volvió a casa creyéndose capaz de emular al propio Gilbert, craso error pero es que su simpatía y carisma se contagia con facilidad. Días antes del concierto, cambio de sala, de la simpática Sala Caracol a la antipática Sala Cats con varias antiestéticas columnas repartidas a lo ancho del local. ¿Por qué del cambio? Obviamente, debido al temporal legal que atraviesa la Caracol pero, una vez dentro del nuevo local, me sorprende el poco poder de convocatoria (o el escaso interés que despierta en nuestro país) de un auténtico coloso de las seis cuerdas como Gilbert. Es algo que nunca entenderé ya que, sin entrar en un debate técnico y absurdas comparaciones con otros virtuosos, las composiciones de Gilbert son bastante más cercanas y asequibles para el público medio que las de, por ejemplo, el marciano Steve Vai o el imposible Satriani. Gilbert no sólo ha coqueteado con el Pop, el Rock, el Hard Rock, el Progresivo sino también con el Blues y la fusión en el Jazz como demuestra su último gran disco, “Vibrato” (2012). Mientras que cualquier neófito que se interese en el intrincado mundo actual de Vai, por poner un ejemplo, necesitará cierto esfuerzo, cualquier chaval con un mínimo de inteligencia obtendrá una satisfacción mucho más inmediata con canciones de la talla de “Scarified” o “Fuzz Universe”. Por no hablar de lo divertido y asequible que resulta Gilbert en directo, muy alejado del habitual endiosamiento con el que los “dioses del mástil” nos obsequian habitualmente (y aquí si es de justicia excluir al amabilísimo y paciente Vai).
Pero, volviendo a la poco concurrida Sala Cats, resulta del todo desalentador admitir que un músico como Gilbert sea incapaz de llenar una sala de mil o dos mil personas con holgura, así se premia actualmente el talento desbordante de un genio como él. También es verdad que, fuera del ámbito más especializado (aquellos que disfrutamos con los aspectos más técnicos de un concierto, que fotografiamos la disposición de la pedalera y gustamos de discutir horas y horas sobre las maravillas de lo digital y lo analógico, el “sustain”, las octavas, arpegios y progresiones), a muchos seguidores de Gilbert, su último disco les ha cogido con el paso cambiado y el gran público (ese que llena pabellones para bien o para mal) no está por devanarse los sesos sino que busca el placer de lo fácil. Y, personalmente, sigo sin entender cómo es posible que un disco tan completo, en todos los sentidos, como “Vibrato” no sea del gusto de los amantes de “Fuzz Universe” pero sí que entiendo que, en su última referencia discográfica, Gilbert, ha echado demasiadas especias en unas canciones ya de por sí sabrosas y así podemos encontrarnos tantos elementos progresivos como de jazz o blues e incluso influencias setenteras como el funk, la música de baile (esos bajos “slappeados” y riffs de guitarras doblados a octavas por debajo) e incluso, llamadme loco (pero ya lo he leído en alguna que otra crítica posteriores a las nuestras) influencias en el fraseo a lo Zappa en canciones, por ejemplo, como “Enemies (In Jail)”
Y así y con esas, nos plantamos en la Sala Cats, llegamos tarde a todo un telonero de auténtico escándalo como David Palau cuyo set acústico hizo las delicias de todo el mundo y así, justitos también, a la actuación de Gilbert que arrancaba, como no podía ser de otra manera en este “Vibratour” con “Enemies (In Jail)”. Camisa y corbata, enormes cascos “Isolation” y su Ibanez “Fireman” echando chispas. Suena bien, suena muy bien pero, claro, es que la sala está casi vacía y parece que lo que estamos viendo es una prueba de sonido más llena de lo habitual. “Enemies (In Jail)” sonó perfecta con un Gilbert en estado de gracia cuando, en la parte central, relata (directamente y desde sus cuadernos infantiles) porqué es bueno ver a tus enemigos en la cárcel entre risas.
Sin descanso y saludando a la audiencia, nos descerraja “Rain and Thunder and Lightning” (brutalmente fectiva en directo) y presenta “Vibrato” pero, consciente de que las nuevas composiciones no satisfacen las necesidades de emociones fuertes de los amantes de la velocidad, se lanza con un “Scarified” de Racer X en la que, brevemente y sin exhibiciones de ningún tipo, nos recuerda por qué es uno de los guitarristas más rápidos del mundo. Presenta una buena versión de Pat Travers Band, “Go All Night” y nos hace tocar el cielo con “Bivalve Blues” (quizá una de las mejores de “Vibrato”, llena de intensidad)
Mucho me temo que son pocos los chavales que siguen a Gilbert y conocen a Dave Brubeck pero eso no fue óbice para que toda la sala disfrutase de “Blue Rondo à la Turk” en la que hubo espacio para que incluso se luciera su esposa, Emi Gilbert. “Atmosphere on the Moon” nos demostró que es una de sus mejores composiciones con unos puentes hacia el estribillo verdaderamente mágicos y volvió a lucir su destreza con “Technical Difficulties” para, poco después, hacernos reír cuando nos contaba cómo, en la década de los noventa, se le ocurrió que quería ser una estrella pop y el poco éxito que tuvo, como introducción al medley formado por “Hurry Up / Mr. Spock / Paris Hilton Look-Alike / Alligator Farm / Terrible Man / Space Ship One / To Be with You / Green-Tinted Sixties Mind “ que fue uno de los momentos más divertidos de la noche.
“The Pronghorn” y “Down to Mexico” cierran el cuerpo principal del concierto entre ritmos imposibles y la compenetración total entre Gilbert y su banda en la que nos dio toda una lección, no sólo técnica, de cómo es posible que un virtuoso entretenga a su público sin descuidar el altísimo nivel musical y a su vez llevar a toda los músicos que le acompañan exactamente donde él quiere pero la gran sorpresa nos esperaba a todos en forma de bises con la inmortal “Man On The Silver Mountain” de Rainbow y “Stay With Me” de The Faces.
¿Alguien quiere más? Para los más puristas una interpretación auténticamente perfecta de “Still Got The Blues” de Gary Moore y una rara, pero acertadísima, versión de “Synchronicity I” de The Police para acabar con Gilbert tras los platos, pasándoselo en grande, durante “Sin City” de AC/DC y Emi cantándola y acabar con la bluesera “Beating Around The Bush” (y es que es conocida su pasión por los australianos) y todo el mundo sudando. Toda una demostración de fuerza que confirma que Gilbert no es grande, es enorme.