Hubo un tiempo en el que un sujeto de nombre Tobias y de apellido Sammet tenía cierto gusto por las composiciones clásicas del power alemán de finales de los 80 y principios de los 90; gusto que se vio plasmado, gracias a su brillantez como compositor, en unos más que aceptables primeros discos, tanto con su banda principal (Edguy) como con Avantasia, su proyecto en solitario (por decir algo; de todos es sabido que este chavalillo sabe rodearse de lo mejorcito del panorama musical metálico). Por qué no decirlo, fueron años muy buenos los vividos por Sammet con trabajos como "Theater Of Salvation" o "Vain Glory Opera", llegándose incluso a pensar en innumerables ocasiones que este personajillo era el legítimo heredero de bandas como Helloween, Blind Guardian o Gamma Ray. Raro es algún disco de los primeros de Tobias en el que no salga alguno de los músicos de las bandas anteriormente referenciadas; para recordar la voz de Kursch en "Out Of Control" o la de Hansen en "Inside" e incluso la de Michael Kiske en "The Seven Angels"; eso sin hablar ya de la parte instrumental, donde el bueno de Richter se casca la mayoría de las líneas de guitarras de sus dos primeros Avantasias...La verdad que padrinos nunca le faltaron a Tobias, siempre ha sabido estar en el lugar adecuado en el momento idóneo, tenía esa virtud, evidentemente la ha ido perdiendo con el paso de los años. AFM puede presumir de tener bajo su mano el mejor catálogo de Edguy y de Avantasia, coincidiendo su posterior fichaje por la todopoderosa Nuclear Blast con el auténtico debacle del grupo.
Salvando obviamente las distancias, para mi "Hellfire Club" (del cual salvaría poco más que la versión de "Mysteria" cantado por Mille Petrozza) vendría a ser algo parecido a lo que en su momento supuso para Metallica el "Black Album". Un grupo que venía de surfear en la cresta de la ola, una banda que en principio contaba con el viento y todos sus ingredientes a favor y que sin embargo, fruto de un factor totalmente desconocido e indeterminado (no creo en las fatalidades), no supo aguantar el equilibrio sobre la tabla en el momento más importante de su carrera, produciéndose entonces la consecuente caída en picado. No creo que nadie se lleve las manos a la cabeza si decimos que hoy en día Sammet es un tío ridículo, que hace una música totalmente ratonera y nefasta, incapaz de llamar la atención de nadie que tenga un mínimo de gusto por el power clásico alemán. Creo humildemente que el último trabajo de Edguy que merece realmente la pena escuchar es "Mandrake", su última baza con AFM, su último disco "de verdad".
Aunque algunos les cueste creerlo, "Tears Of A Mandrake" es una canción que nunca me canso de escuchar, la puedo poner una y otra vez en mi equipo y jamás se me hace pesada; la verdad que no es algo muy normal cuando estamos hablando de metal épico o de corte hímnico, donde sabemos que por regla general con el paso de las escuchas, el sabor y la frescura de los temas se van diluyendo a pasos agigantados. "Tears Of A Mandrake" es uno de esos temas que tienen algo especial y llamativo, tienen ese no se qué, que te lleva a decir: "joder, qué temazo, coño!". Posiblemente sean sus imperiosas melodías, quizá su magnífico estribillo o simplemente la fantástica voz de Sammet; el hecho es que estamos ante un medio tiempo (no esperéis una ultra-rápida "Babylon" para desvirgar este "Mandrake") de lo más singular y preciso para dar luz verde a uno de los mejores trabajos de los alemanes.
"Golden Dawn" por su fuerza y por su arranque sí que se parece más a la mítica "Babylon", un tema que si bien, compositivamente hablando, no es tan redondo como "Tears Of A Mandrake", presenta credenciales más que suficientes para convertirse en uno de los grandes clásicos de la banda. Estamos ante uno de los grandes artífices que ayudan a engrosar la nota media del álbum. Su viaje por Tierra Santa aterriza en la insípida "Jerusalem", una canción que baja considerablemente el listón marcado por las dos primeras; creo que es demasiado anodina y pueril, se estanca demasiado en un estribillo que no tiene "ni chicha ni limoná"...menos mal que está ahí "All The Clowns" para hacernos recuperar el ánimo y la compostura del headbanging más extremo y alocado; o la entrañable "Nailed To The Wheel", desde mi humilde punto de vista, una de las mejores composiciones de Edguy. Su lento y apaciguado comienzo te atrapa desde el comienzo, te encandila y te hace mella, la verdad que te sientes la mar de a gusto escuchando una canción así de buena. Increíble la fuerza y el sonido en las guitarras de Jens y Dirk...Señoras y señores, esto sí que era música hecho con cabeza y cojones, y no la mierda que ahora nos quieren vender con "Tinnitus Sanctus" o "Age Of The Joker".
"The Pharaoh" es una obra maestra, una maravilla, un lujazo de canción que te lleva a la conclusión de que Sammet ha perdido totalmente el norte en estos últimos años. Hay que elogiar la buena voz que conserva el cantante teutón durante sus diez minutos de duración, no achicándose ni reculando en ningún momento, con unos agudos realmente grandiosos y unos coros irrepetibles. Fantástico el pasaje o puente que redime entre los rabiosos chillidos del cantante y el excelso solo de Mr. Ludwig...En todo disco de Edguy no puede faltar una buena balada; en este caso y bajo el nombre de "Wash Away the Poison" se esconde una preciosidad y una dulzura de canción, donde Tobias es capaz de erizar nuestro bello y nuestro alma cuando sus agudos salen a escena a base de desgañitarse y dejarse literalmente la piel.
"Fallen Angels", una de las fijas en sus conciertos, recupera la fuerza y la rabia de "Golden Dawn", mientras que "Painting On The Wall" se convierte gracias a sus melodías y sus teclados en el single perfecto del álbum, una canción que caracteriza mejor que ninguna otra el concepto y el estilo buscado por el "genio" de "Mandrake". "Save Us Now" no deja de ser la típica canción jocosa y divertida que debe contener todo buen trabajo power clásico, podríamos decir que es una especie de mezcla entre el certero "Dr. Stein" y el adulterado "Rise And Fall" de los primeros Helloween.
...Y para acabar un bonus track de esos que te dejan con la boca abierta de par en par, una canción que podrían haber incluido perfectamente en el disco como un tema más, de lo bueno y fantástico que es. "The Devil and the Savants" siempre ha sido uno de mis temas favoritos de Edguy, una canción de métrica muy similar a "Painting On The Wall" pero con más garra y con bastante más énfasis que el single antes mencionado. "Mandrake"...otros tiempos, otras reglas!
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