Casi veinte años entre los Meat Puppets que todos descubrimos en aquel "MTV Unplugged In New York" (1994) y los que hemos podido ver, por fin, en Madrid en lo que ha sido su primera visita a nuestro país. Veinte años llenos de altibajos, de adicciones, de buenos y malos tiempos. Y sí, es importante mencionar a Nirvana porque, aunque los Meat Puppets eran viejos conocidos en el underground más underground yankee, no fue hasta que Kurt Cobain tuvo el valor de sacarles al escenario de su desenchufado en la todopoderosa MTV de los noventa (cuando ésta era una cadena musical y su influencia era tan grande como para determinar qué se escuchaba y qué no) que el grupo de Curt y Cris (valga la curiosa casualidad con Nirvana) no fue descubierto por muchos de nosotros, ¿no me digan que no tiene mérito firmar un concierto millonario y que la mitad de tu repertorio sean versiones e incluyas a unos artistas desconocidos a compartir parrilla televisiva contigo? Que no te engañe nadie, quien te diga lo contrario se está quedando contigo, todos en España les descubrimos a través del archifamoso directo acústico y sus vibrantes interpretaciones de "Lake Of Fire", "Plateau" y "Oh me". Pero eso no era impedimento para que semanas antes de la visita (anunciada con muchos meses de antelación) la excitación por ver a los hermanos en esta remozada versión del grupo fuese patente en todos los medios y publicaciones; "Las raíces del grunge" clamaban en muchos artículos. Bueno, no me considero ningún experto pero creo que tildar a los Meat Puppets como raíz del Grunge es tan arriesgado como absurdo.
Es imposible rastrear las centenares de influencias, casualidades y causalidades e incluso factores, tan al margen de los estrictamente musical, como la situación político-económica mundial a finales de los ochenta y primeros de los noventa con su crisis financiera y sus guerras televisadas, por poner un ejemplo. Hace poco charlaba con un amiguete acerca de la relación de Neil Young con el Grunge y debo reconocer que el viejo canadiense tiene más influencia en todo lo que se parió en aquella década que un grupo como los Meat Puppets. A veces, me da la sensación de que para explicar géneros de origen humilde nos cuesta mucho admitir que las raíces no residen en grupos locales sino en lo que les llegaba a estos. Así, a finales de los ochenta, todos los grupos del noreste de Estados Unidos habían vivido al mejor Neil Young, a los Aerosmith más cafres (¿a alguien le extrañaba la versión del "Sweet Emotion" de Nirvana?), a los Kiss más teatrales y a los sempiternos Beatles y todo esto aderezado con el punk de la costa oeste. Si utilizaban Fender Jaguar y Mustang no era por elección sino por condena cuando éstas estaban consideradas pasadas de moda y se vendían por pocos dólares como liquidación en tiendas de segunda mano. El nacimiento de corrientes o estilos no se deben a uno o dos grupos, se deben a unas condiciones y hablar o escribir sin saber, sin haber escuchado toneladas de discos o haber leído no sirve de nada cuando lo que se busca son explosivos titulares con los que promocionar la visita de un artista.
Es imposible rastrear las centenares de influencias, casualidades y causalidades e incluso factores, tan al margen de los estrictamente musical, como la situación político-económica mundial a finales de los ochenta y primeros de los noventa con su crisis financiera y sus guerras televisadas, por poner un ejemplo. Hace poco charlaba con un amiguete acerca de la relación de Neil Young con el Grunge y debo reconocer que el viejo canadiense tiene más influencia en todo lo que se parió en aquella década que un grupo como los Meat Puppets. A veces, me da la sensación de que para explicar géneros de origen humilde nos cuesta mucho admitir que las raíces no residen en grupos locales sino en lo que les llegaba a estos. Así, a finales de los ochenta, todos los grupos del noreste de Estados Unidos habían vivido al mejor Neil Young, a los Aerosmith más cafres (¿a alguien le extrañaba la versión del "Sweet Emotion" de Nirvana?), a los Kiss más teatrales y a los sempiternos Beatles y todo esto aderezado con el punk de la costa oeste. Si utilizaban Fender Jaguar y Mustang no era por elección sino por condena cuando éstas estaban consideradas pasadas de moda y se vendían por pocos dólares como liquidación en tiendas de segunda mano. El nacimiento de corrientes o estilos no se deben a uno o dos grupos, se deben a unas condiciones y hablar o escribir sin saber, sin haber escuchado toneladas de discos o haber leído no sirve de nada cuando lo que se busca son explosivos titulares con los que promocionar la visita de un artista.
Así pues, "las raíces del grunge" o lo que es lo mismo The Meat Puppets, llegaban a la Sala Sol (un escenario más que adecuado) con "Lollipop" (2011) aún reciente y las expectativas bien altas. Primera en la cara, nos encontramos con que hay un telonero y se llama Rojo Omega. Nada que objetar, intento ser abierto pero tras dos canciones deseo que se acabe cuanto antes, no tocan mal pero no es mi estilo y cuando el cantante, en un alarde de simpatía, nos dijo que disfrutásemos porque al día siguiente, según las predicciones mayas, sería el fin del mundo y éste nuestro último concierto, temí no por mi integridad sino por toda mi vida y recordé a Iggy Pop, no carente de ironía precisamente, cuando contaba cómo estuvo a punto de morir asfixiado por un hueso de pollo después de todo lo que se había metido o a mí mismo cuando, por avatares del destino, estuve a punto de salirme de una curva y en la radio sonaba La oreja de Van Gogh. ¿Es realmente una forma digna de abandonar este mundo? Que Rojo Omega fuese el último concierto que mis oídos sufriesen pronto se convirtió en una obsesión y deseé con toda mi alma que su refrito de Rock y letras ramplonas pasasen lo antes posible, que Curt y Cris tomasen el escenario cuanto antes.
Y a las once, benditos retrasos y la metida a capón de un telonero no previsto en el programa, el propio Cris colocaba sus trastos sobre el escenario. Algo que me sorprendió fue que el equipo del telonero era bastante superior al de los Meat Puppets y, más aún, ver como Cris y Shandom colocaban incluso sus toallas, esto sí que es grunge de verdad. Pero me sorprendieron más cosas como el actual estado físico de Cris, se le ve muy desmejorado, demasiado, poco queda de aquellos melenudos del 94 y se nota que el paso de los años han hecho mella en ellos. La sala, aparentemente vacía, poco a poco va llenándose hasta los topes y alrededor del escenario hay tanta gente que resulta imposible moverse y a las once y media se produce el milagro, los Meat Puppets están tocando en Madrid, suena "Lake Of Fire"y todos cantamos: "Where do bad folks go when they die, they don't go to heaven where the angels fly, go to a lake of fire and fry, see them again 'till the Fourth of July"
"I'm a Mindless Idiot" o "Confusion Fog" hacen las delicias y me sorprende la acogida de temas como "Lost" u "Open Wide" pero es de nuevo con la belleza de "Oh Me" el clamor de todos los allí presentes cuando The Meat Puppets despliegan sus encantos, no tienen reparo en fusilarnos con sus mayores éxitos e igual que nos sacuden con "Hey Baby ¿Qué Pasó?" de los Texas Tornados se desquitan de su deuda con Cobain gracias a "Plateau" en la que Curt se quedó a gusto con los punteos nacidos de su Les Paul y el espíritu del malogrado guitarrista de Seattle voló sobre nuestras cabezas una vez más.
Curt es más sobrio sobre el escenario mientras que Cris de deshace en muecas y todo tipo de gestos más cercano al paroxismo que a un músico concentrado, cuando toca el bajo se nota que su alma vuela y se olvida de que está actuando frente al público, Curt y Cris disfrutan de la experiencia y se sonríen mientras Shandom golpea con fuerza los parches hasta desplazar, con su potente pegada, el bombo de la batería en varias ocasiones.
Una desmejorada versión de "Sloop John B" de los Beach Boys antes de los bises y "Climbing", "Up On The Sun" o "Waling Boss" son las elegidas junto con "Maiden's Milk" para acabar un concierto de casi dos horas y media en las cuales los Meat Puppets parecían no querer irse del escenario. Acaba el concierto y una alargada mano les roba el setlist, Shandom comienza a recoger la batería y los hermanos desaparecen. Ha sido una gran y sudorosa noche, sonaban sucios, agrestes, salvajes y llenos de fuzz pero que me aspen si esto es la raíz del grunge, esto es sólo rock.
© 2013 Capitán Haddock