SETLIST: Racing the World/ Velorum/ Building the Church/ Tender Surrender/ Gravity Storm/ Solo de Dave Weiner/ Weeping China Doll/ Answers/ The Moon and I/ The Animal/ Whispering a Prayer/ The Audience Is Listening/ Solo de Arpa de Deborah Henson-Conant/ Rescue Me or Bury Me/ Sisters/ Treasure Island/ Salamanders in the Sun/ Pusa Road/ Solo de batería/ The Ultra Zone/ Frank/ "Build Me a Song"/ For the Love of God/ Taurus Bulba/
Steve Vai es un enamorado de nuestro país pero no sólo eso sino que es un tipo simpático, demasiado simpático, demasiado trabajador y apasionado para ser un genio, demasiado normal y accesible pero, cuando se cuelga, una de sus muchas Ibanez JEM, la fusión de su cuerpo con el mástil es perfecta, su instrumento habla con más sinceridad que sus propias palabras como a él le gusta decir. Vai se contorsiona, baila, salta, pasea por el escenario con aires de bailarín, sonríe a las primeras filas, te hace sentir parte del espectáculo y, cuando llega al clímax, te hace llegar con él y alcanzar el éxtasis colectivo, cuando Vai toca parece que levite y se le ve disfrutar. Lo que vi el Domingo en Madrid fue algo mágico y no fui el único, todo aquel que se acercó a La Riviera o a cualquiera de sus conciertos repartidos por toda la geografía española podrá constatar que lo de Vai es de otro mundo y atrás quedan todos los complejos y prejuicios acerca de los, tan denostados, "corre-mástiles" porque Steven Siro Vai no puede ni debe ser descrito con una etiqueta tan despectiva, es un músico, un artista que lo da todo sobre el escenario y eso es cada vez más raro de ver. El primer disco suyo que llegó a mis manos fue con catorce años, "Sex & Religion" (1993) grabado en una cinta TDK, con una calidad pésima. Era la época alternativa y mis amigos y yo le prestamos poca atención al bueno de Stevie, no ocurrió lo mismo con "Fire Garden" (1996) o "The Ultra Zone" (1999) pero a mí siempre me dio la sensación de que a Vai le había tocado desarrollar su carrera en los años equivocados, comercialmente hablando, claro. Durante una época me distancié de él y sus discos y no fue hasta hace bien poco que recuperé la afición de escucharle de nuevo pero, esta vez, con más atención y los cincos sentidos puestos en sus canciones. "The Story Of Light" me parece un buen disco, sólido y arriesgado, diferente y valiente. Vale, es obvio que tiene temas que me gustan más y otros que no despiertan mi entusiasmo pero en conjunto aprueba y con nota, no nos pongamos quisquillosos.
A cualquiera podría parecerle que un concierto de alguien como Steve Vai, una fría noche de domingo y cerca de las Navidades sería poco menos que un fracaso (por no hablar de una gira con varias paradas en el mismo país) pero nada más lejos de la realidad. La cola para entrar a La Riviera es enorme y hay gente que lleva esperando todo el día. De todas las edades, pelajes y con todo tipo de camisetas de Steve Vai, un público variopinto ávido de los imposibles sonidos que Vai extrae de sus cuerdas. La portada de "The Story Of Light" preside la sala en forma de telón de fondo y el amenazante "ojo rojo" de Steve comienza a moverse para estallar todo en un gran estruendo y aparecer el neoyorquino con unos pantalones más propios de Prince (con los que incluso él bromearía) y un sombrero, su EVO colgada y un comienzo arrollador con "Racing The World" en el que los allí presentes no sabíamos si era el Apocalipsis a causa del alto volumen del que hizo gala. Alto pero preciso, nítido, casi perfecto para una sala tan poco apropiada como La Riviera. La Ibanez suena cristalina, con pegada y un sustain que parece infinito, Steve está en forma, dice dedicar su vida a su familia y el resto del tiempo a tocar la guitarra y eso se nota, la pasión que desborda en el escenario se traduce en sus gestos e interpretación, "Velorum" sube la nota con un riff pesado que evoluciona hasta pasajes llenos de guitarras acústicas y la belleza de su solo, el sonido atronador pero definido. Dave Weiner es el contrapunto perfecto para su guitarra, en él se apoya y descansa el sonido del grupo cuando la JEM descansa, en Weiner y el bajo de Philip Bynoe , claro. El tapping de "Building the Church" nos despeina a todos con su velocidad y "Tender Surrender" pone cierta paz al torbellino en el que se ha convertido el concierto pero cualquier atisbo de tranquilidad desaparece con la suciedad del riff de "Gravity Storm", sencillamente impresionante.
Después de que Weiner reclame la atención del público con un solo genial y Vai nos recuerde con simpatía que sus discos están en la mesa del merchandising, vuelve con "Weeping China Doll" por si a alguien le habían quedado dudas de que "The Story Of Light" es un gran álbum que aguanta el tipo en directo. En "Answers" hará un exagerado uso de la palanca del puente (no lo repitan en casa sin la supervisión de un adulto) y nos divertirá con sus acrobacias mientras sigue tocando, sin fallar una sola nota. "The Moon and I" también de su último disco y "The Animal" que junto con "Answers" nos recuerdan lo jodidamente grande que es "Passion And Warfare" (1990), un increíble solo de arpa (como lo lees) de Deborah Henson-Conant que nos dejó a todos con la boca abierta y los ojos bien abiertos gracias a sus cuerdas iluminadas con leds y un pequeño set acústico en el que Vai nos demostró su versatilidad en temas como "Rescue Me or Bury Me", "Sisters" y "Treasure Island". Los primeros bises llegan tras el solo de batería de Colson con Vai disfrazado con un traje láser y la "Ultra Zone Guitar" para tocar la marciana "The Ultra Zone" (¿cómo se afinará ese disparate de instrumento?) que cautiva a propios y extraños con sus notas y su puesta en escena.
Pregunta si hay algún músico en la sala y si alguien quiere subir y una pareja (Edu y Ángela) marcan las pautas de una canción inventada por ellos mismos, tararean el bajo, la guitarra y el ritmo de la batería y Steve y su grupo les siguen, es tan genial como divertido ver a un músico de su talla ser capaz de entretener y divertirse de verdad al mismo tiempo. "For The Love Of God" de nuevo de "Passion And Warfare" y la dura "Taurus Bulba" cierran una noche épica y mágica por igual. La sala llena, caras de incredulidad, se escuchan comentarios; ¿has visto cómo tocaba? Algunos se arremolinan frente al puesto de camisetas para llevarse las últimas, no nos acabamos de creer lo que acabamos de ver. Verle tocar parece tan sencillo y divertido que esté al alcance de todos pero sabemos que lo suyo es un don. Se apaga su ojo desde el telón de "The Story Of Light" y la gente abandona la sala lentamente, vuelve pronto, Stevie, menuda lección en todos los sentidos...
¡Todas las fotos de esta crónica pertenecen a su autor, Nacho Criado, por favor, visita su web y disfruta del resto!
A cualquiera podría parecerle que un concierto de alguien como Steve Vai, una fría noche de domingo y cerca de las Navidades sería poco menos que un fracaso (por no hablar de una gira con varias paradas en el mismo país) pero nada más lejos de la realidad. La cola para entrar a La Riviera es enorme y hay gente que lleva esperando todo el día. De todas las edades, pelajes y con todo tipo de camisetas de Steve Vai, un público variopinto ávido de los imposibles sonidos que Vai extrae de sus cuerdas. La portada de "The Story Of Light" preside la sala en forma de telón de fondo y el amenazante "ojo rojo" de Steve comienza a moverse para estallar todo en un gran estruendo y aparecer el neoyorquino con unos pantalones más propios de Prince (con los que incluso él bromearía) y un sombrero, su EVO colgada y un comienzo arrollador con "Racing The World" en el que los allí presentes no sabíamos si era el Apocalipsis a causa del alto volumen del que hizo gala. Alto pero preciso, nítido, casi perfecto para una sala tan poco apropiada como La Riviera. La Ibanez suena cristalina, con pegada y un sustain que parece infinito, Steve está en forma, dice dedicar su vida a su familia y el resto del tiempo a tocar la guitarra y eso se nota, la pasión que desborda en el escenario se traduce en sus gestos e interpretación, "Velorum" sube la nota con un riff pesado que evoluciona hasta pasajes llenos de guitarras acústicas y la belleza de su solo, el sonido atronador pero definido. Dave Weiner es el contrapunto perfecto para su guitarra, en él se apoya y descansa el sonido del grupo cuando la JEM descansa, en Weiner y el bajo de Philip Bynoe , claro. El tapping de "Building the Church" nos despeina a todos con su velocidad y "Tender Surrender" pone cierta paz al torbellino en el que se ha convertido el concierto pero cualquier atisbo de tranquilidad desaparece con la suciedad del riff de "Gravity Storm", sencillamente impresionante.
Después de que Weiner reclame la atención del público con un solo genial y Vai nos recuerde con simpatía que sus discos están en la mesa del merchandising, vuelve con "Weeping China Doll" por si a alguien le habían quedado dudas de que "The Story Of Light" es un gran álbum que aguanta el tipo en directo. En "Answers" hará un exagerado uso de la palanca del puente (no lo repitan en casa sin la supervisión de un adulto) y nos divertirá con sus acrobacias mientras sigue tocando, sin fallar una sola nota. "The Moon and I" también de su último disco y "The Animal" que junto con "Answers" nos recuerdan lo jodidamente grande que es "Passion And Warfare" (1990), un increíble solo de arpa (como lo lees) de Deborah Henson-Conant que nos dejó a todos con la boca abierta y los ojos bien abiertos gracias a sus cuerdas iluminadas con leds y un pequeño set acústico en el que Vai nos demostró su versatilidad en temas como "Rescue Me or Bury Me", "Sisters" y "Treasure Island". Los primeros bises llegan tras el solo de batería de Colson con Vai disfrazado con un traje láser y la "Ultra Zone Guitar" para tocar la marciana "The Ultra Zone" (¿cómo se afinará ese disparate de instrumento?) que cautiva a propios y extraños con sus notas y su puesta en escena.
Pregunta si hay algún músico en la sala y si alguien quiere subir y una pareja (Edu y Ángela) marcan las pautas de una canción inventada por ellos mismos, tararean el bajo, la guitarra y el ritmo de la batería y Steve y su grupo les siguen, es tan genial como divertido ver a un músico de su talla ser capaz de entretener y divertirse de verdad al mismo tiempo. "For The Love Of God" de nuevo de "Passion And Warfare" y la dura "Taurus Bulba" cierran una noche épica y mágica por igual. La sala llena, caras de incredulidad, se escuchan comentarios; ¿has visto cómo tocaba? Algunos se arremolinan frente al puesto de camisetas para llevarse las últimas, no nos acabamos de creer lo que acabamos de ver. Verle tocar parece tan sencillo y divertido que esté al alcance de todos pero sabemos que lo suyo es un don. Se apaga su ojo desde el telón de "The Story Of Light" y la gente abandona la sala lentamente, vuelve pronto, Stevie, menuda lección en todos los sentidos...
¡Todas las fotos de esta crónica pertenecen a su autor, Nacho Criado, por favor, visita su web y disfruta del resto!
© 2012 Jack Ermeister