Es un secreto por qué, habitualmente, confundimos madurez con aburrimiento o seriedad. Se puede ser maduro y ser divertido, creativo y genial. Debemos de temer aquellos discos que la crítica etiqueta como maduros, aquellos que suponen un paso adelante y muestran el crecimiento o asentamiento de un artista e incluso aquellos para cuyo adjetivo es sinónimo de cambio porque, por lo general, suelen referirse a discos malos o tediosos. John Mayer es un excelente guitarrista al que su imagen, apariciones y declaraciones nunca le han hecho un gran favor. No puedo imaginarme a Eric Clapton (ni siquiera al de los setenta) afirmando que pasa la mayor parte del tiempo masturbándose compulsivamente (aunque el bueno de Eric pasase gran parte de su tiempo bebiendo o drogándose, incluso esto tiene más glamour), a Rory Gallagher contando detalles de mal gusto acerca de sus amantes en televisión, a Joe Bonamassa tuiteando día y noche imbecilidades o a Steve Ray Vaughan cancelando un concierto por la resaca y todas y cada una de estas cosas, John Mayer las ha hecho (por suerte ya ha abandonado el twitter). Aún así, (y sin querer extenderme) ha tenido tiempo de sacar grandes discos como "Continuum" (2006), "Battle Studies" (2009) o "Room for Squares" (2001) pero si los lectores de esta crítica creen que encontrarán en "Born And Raised" (2012) algo remotamente parecido a un tema como "Neon" están muy equivocados porque este disco está más cercano a Ryan Adams o Ben Harper que a aquel chico bluesy especializado en componer canciones de FM para chavalas y algún que otro bluesero despistado.
Los adelantos en su blog, su propio aspecto y sus declaraciones ya nos hacían temernos un disco de tintes más americanos o folkies, los problemas por la intervención en su garganta causaron algún que otro retraso y la impaciencia se tradujo en pequeña decepción cuando pude escuchar las canciones de este "Born And Raised", saludado por la crítica como su disco de madurez (ya os avisé), la magnífica unión entre Neil Young y Eric Clapton, o sea; la cuadratura del círculo. Pero es que no es raro leer nombres como Crosby, Still, Nash & Young o referencias al "Harvest" (1972) del propio Neil. Siento volver a decepcionar a todos aquellos irredentos seguidores de Mayer porque estos críticos no tienen ni la más remota idea si se atreven a mentar "Harvest" como posible influencia de "Born And Raised"cuando la única conexión entre un disco y otro es el tono acústico y el uso de la armónica en un corte como el que da título al álbum.
Pero es que la culpa es de Mayer que nos intenta colar las palabras auténtico, rootsy, madurez, americana, vaquero, acústico y bonito como etiquetas de las nuevas canciones. El rasgueo de "Queen of California" está robado de Ryan Adams y el tono de su voz a Ben Harper, el resto de la canción se desarrolla aburrida y lánguida, brillantemente arreglada y con un slide sabroso aunque tímido, cuatro minutos de "easy listening" tan inofensivos como insustanciales, ni siquiera el solo llega a robar algo de protagonismo. Los más avispados defenderán la actitud del nuevo Mayer como la de un músico que ha madurado y ya no necesita exhibirse sino que se relega a sí mismo al servicio de la canción. Así es Clapton, Mayer aquí suena desganado con tan sólo treinta y cuatro años. "The Age of Worry" recordando a Uncle Tupelo o a unos My Morning Jacket de los primeros discos es bonita hasta que uno se da cuenta de que el edulcorante de Mayer vuelve a teñir toda la canción hasta provocar empacho. Sí, es bonita pero no preciosa, posee una belleza ramplona como la de las margaritas, uno espera mucho más de un chaval al que se le ha comparado con los más grandes.
"Shadow Days" vuelve a las coordenadas más "cien por cien Mayer" aunque la guitarra suene heredera a Harrison en su tono, predominantemente acústica y con slides, levemente emocionante pero se aleja mucho de llegar a tocarte el corazón, otra melodía inofensiva más que podría haber cantado Dave Matthews con más salero. "Speak For Me" pasa de puntillas hasta el tono de "Something Like Olivia" que es donde Mayer se desenvuelve verdaderamente bien y no cuando intenta sonar como otros como es el caso de la propia "Born and Raised" en donde la guitarra y la armónica plagian descaradamente a Neil Young hasta que es él el encargado de alejarse de las coordenadas del canadiense otra vez con su melosa voz.
El comienzo de "If I Ever Get Around To Living" está claramente robado a Elliott Smith pero lo que le sobra a Mayer son arreglos para llegar a la intensa desnudez de Smith. La guitarra y el piano vuelven a brillar en "Love Is a Verb" mientras que los arreglos de "Walt Grace's Submarine Test, January 1967" se comen por completo a una canción mediocre a la que no recordaríamos de no ser por el acompañamiento, la batería parece un tren que no termina de salir y aunque la intensidad del tema suba bastante la nota media general de "Born And Raised" es precisamente esa batería la que a uno le hace desear un pequeño baquetazo que termine por cerrar los sentimientos que aparentemente encierran esos cinco minutos.
Sonará a tópico pero Springsteen también resuena en las notas de la armónica en "Whiskey, Whiskey, Whiskey" antes de que Harper y Adams vuelvan a adueñarse de la canción. Y, para terminar, Neil Young de nuevo en "A Face To Call Home" y la innecesaria "Born and Raised (Reprise)" en formato country. Querido, John, para que dentro de muchos años te escuchemos como ahora lo hacemos con Young, Petty, Dylan, Crosby o Cash hace falta vivir o tener un talento descomunal y tú eres muy joven todavía, tienes talento pero lo estás malgastando y Bonamassa no para de trabajar, trabajar y trabajar y esto último, quizá, es lo que a ti te haga falta hacer más.
© 2012 Doctor Maligno