"Never say Die!" es quizá el disco más infravalorado junto con "Technical Ecstasy" (1976) de toda la discografía de Black Sabbath con Ozzy y, la verdad, es que es uno de los más atractivos a mi gusto. Desde la extraña portada, otra vez obra de Hipgnosis (¿qué significarán esos dos pilotos tan extraños?) hasta el contenido es atípico de nuevo (como en "Technical Ecstasy") para un grupo como Sabbath pero, mientras que en el anterior intentaban alcanzar la galaxia gracias a la incorporación de teclados, sintetizadores y la guitarra de Iommi sonaba más melodiosa y con solos y fraseos más cercanos a Guilmour, en "Never Say Die!" vuelven a cambiar y ahora se decantan por el rock más inmediato (que no crudo como el de "Sabotage" (1975) sino que están más cercanos al hard rock clásico de toda la vida. Llamadme loco pero la canción inicial suena a Thin Lizzy y su clásico "The Boys Are Back in Town" por los cuatro costados. En 1977, Ozzy está harto del grupo y sus últimos discos, llegando a calificarlos de deprimentes y termina abandonándolos así que Iommi, Geezer y Ward no se quedan quietos y reclutan a Dave Walker (ex-Fleetwood Mac) con el que incluso llegan a hacer una aparición televisiva y Ozzy comienza a barajar la posibilidad de hacer carrera en solitario pero, a los pocos días, vuelve a Black Sabbath (suponemos que el cariño y la nostalgia además de la falta de dirección le hicieron reconsiderarlo todo) para grabar el nuevo disco, la única condición que pone es que no quiere saber nada del material en el que hayan trabajado con Walker (¿os suena familiar esta historia con lo que ocurrió después con Dio, verdad?) poniéndoselo aún más difícil a Iommi y es que el grupo se encontraba auténticamente seco de ideas y abusando de las drogas como nunca antes.
Finalmente grabado en los Sounds Interchange Studios de Toronto (Canadá), "Never Say Die!" es un buen disco de rock y el tema homónimo que lo corona, aunque muy diferente a todo lo que había hecho Sabbath hasta la fecha (e incluso resulta difícil afirmar que sea el mismo grupo), es un buen tema y se disfruta con esas guitarras y ese ritmo, la voz de Ozzy suena rejuvenecida a ratos y resulta pegadizo con Ward golpeando a toda velocidad. El disco fue un sonoro batacazo en Norteamérica, sin embargo, en Inglaterra llegó al puesto número doce y, como recuerda el propio Ozzy, les consiguió una actuación en el Top Of The Pops.
El titubeante comienzo de "Johnny Blade" pronto se ve roto por la batería de Ward pero el uso del sintetizador no ayuda demasiado, no termina de cuajar. No cumpliendo la promesa de no trabajar sobre material del tocado con Walker, "Junior's Eyes" implosiona con una batería marcial y seca sobre una guitarra de Iommi que más que notas parece maullar hasta la parte final en la que se rompe en mil pedazos y suena un solo que, eso sí, se apaga rápidamente...
Las guitarras de "Hard Road" emocionan cuando comienzan a sonar pero rápidamente se adhieren a un ritmo impropio de los Sabbath más oscuros y pesados, todo lo contrario que "Shock Wave", con un riff y un punteo bastante más dignos (aunque siga siendo rock clásico y no nada lejanamente parecido a Metal) y la voz de Ozzy secundada por los inusuales coros de Iommi y Butler, suena pegadiza y electrizante.
Mi favorita (junto con "Never Say Die!") es "Air Dance" de nuevo por el uso de las guitarras. ¡Qué lejanos parecen quedar los tiempos de los primeros Sabbath y no habían pasado apenas ni diez años! Una buena guitarra acústica y un piano tintineante sirven de base a la melodía de la voz de Ozzy que suena limpia y magnífica (y es que Osbourne es un cantante imperfecto pero que transmite con su garganta). "Over To You" suena un poco estática y sin gracia, se hace lenta y monótona a pesar de los arreglos y las estupendas líneas de bajo de Geezer.
Y llegamos al siniestro "Take Five" de Sabbath, "Break Out" es una canción extraña y deslabazada con esos arreglos de metal y orquestales, ese toque jazzy latino que no le sienta nada bien y es, por supuesto, la canción de la discordia ya que fue el momento en el que Ozzy dijo que no podía más, que añadir a un grupo de jazz no tenía sentido y habían llegado demasiado lejos, el auténtico motivo (según él mismo en sus memorias) de que Ward cante en "Swinging The Chain" y es que The Madman no podía seguir.
No es que los Sabbath se tirasen los trastos a la cabeza durante la gira que siguió a "Never Say Die!" es que, directamente, no se hablaban. Pero, tal y como recuerda Ozzy, también fue un buen momento en sus vidas; conocieron a Bob Marley y contrataron a Don Arden (por lo que Sharon entró en sus vidas y, más en concreto, en la de Ozzy). Nuestro protagonista todavía lo recuerda al detalle, fue el 27 de Abril de 1979 cuando recibió una llamada de Bill despidiéndole. Los Black Sabbath originales acababan su camino pero, más tarde, llegarían Dio y Randy, la historia continuaba. ¡Y vaya historia!
© 2012 Fukk Fairlane