¡Como me arrepiento de haberme distanciado de Paradise Lost! Corrían los tiempo de "Icon" (1993) cuando uno de mis compañeros de clase me lo grabó en cinta y, al poco, sacaron aquel "Draconian Times" (1995) con el que nos hicieron tocar el cielo (o quizá el infierno, quién sabe) con un disco que era una obra maestra, luego llegó "One Second" (1997) y sus siguientes obras no llegaron a despertarme interés alguno. Me refiero a discos como como "Host" (1999) o "Believe In Nothing" (2001). La verdad es que, aún manteniendo su buen nivel, nunca me parecieron dignos de aquellos tres con los que me había iniciado (maldita moda electrónica la de aquellos años que hacía creer a todos los grupos que no había otro camino que el de las máquinas). Pero, aún así y en vista del disco que nos ocupa, me arrepiento de haber tomado tanta distancia con un grupo que me hizo pasar tan buenos ratos como ellos. Pasa el tiempo y me encuentro con la noticia de que están girando de nuevo con "Draconian Times". ¡Bien por ellos! Este tipo de giras en las cuales muchos grupos vuelven a presentar su gran obra maestra con la excusa del aniversario y poder llevarla al directo a sus fans más jóvenes me parecen fantásticas porque son un arma de doble filo; nos dan la oportunidad de verles de nuevo interpretando algunos de sus mejores temas y el grupo debe afrontar la dura tarea de enfrentarse a sí mismos, a su pasado más glorioso, convivir con él cada noche, entender por qué han sido grandes y corregir los errores. En el caso de Paradise Lost no es algo tan exagerado porque entre sus últimos discos no hay uno malo pero sí falto de inspiración o ese brillo (valga el contrasentido en un género tan asfixiante como el que practican los ingleses) con el que nos cegaron a todos en los noventa.
Y parece que sí, que ese chapuzón en el pasado les ha venido bien porque si ya "Paradise Lost" (2005) había sido un retorno a las raíces, tocar cada noche "Draconian Times" les ha terminado por centrar y enfocar. Lo primero que uno se encuentra cuando acude a este "Tragic Idol" es "Honesty In Death", un tema pesado, muy característico de ellos, con un riff denso y oscuro, jodidamente magnífico el trabajo de Mackintosh para un tema con cierta carga filosófica (¡como debe ser!) en el cual nos recuerdan que "al final de la partida, tanto el rey como el peón se guardan en el mismo cajón". El solo es espectacular y la voz de Holmes, en mi humilde opinión, a la altura de sus mejores tiempos...
La portada de "Tragic Idol" es tan elegante (en esos tonos dorados) y barroca (ocupando la ilustración toda la superficie) que ya nos sugiere un cambio, un abandono del descuido en el que parecían haber caído incluso en este terreno. Y me gusta porque, como aficionado al arte, me recuerda a la obra del gran Aubrey Beardsley y esas líneas estilizadas, plenamente modernistas, del siglo XIX, en blanco y negro, tan deliciosas a la vista. Pero también evoca al tipo de ilustraciones Art Nouveau del checo Alfons Mucha (me imagino que muchas de las críticas que vayan apareciendo harán mención a estos dos artistas pero tú lo has leído primero aquí, no te olvides). En definitiva, desde el nuevo single hasta la portada; Paradise Lost ha vuelto a acertar y nos ofrecen un trabajo cuidado del que uno se da cuenta en cada uno de los detalles, desde el "artwork" pasando por el denso videoclip del single hasta la férrea producción del álbum.
Se abre con "Solitary One", oscura como la noche y de afiladas guitarras marca de la casa, una batería pesada y unos arreglos estupendos, góticos y oscuros. "Solitary One" es uno de sus mejores comienzos desde hace años. Pero esto es Paradise Lost en el 2012 y pronto abandonan la pesadez de "Solitary One" para irse al salvajismo de "Crucify", de nuevo las guitarras de Mackintosh hacen de las suyas, uno de los mejores temas de este "Tragic Idol", medio tiempo en "Fear Of Impending Hell" en donde la voz ocupa el plano principal en una canción bonita y emotiva. De "Honesty In Death" ya hemos dado buena cuenta pero cuando uno la escucha integrada en el álbum es cuando se percibe el inmenso estado de gracia que Paradise Lost está atravesando.
Igual que ocurre con "Crucify", "Theories From Another World" es el contrapunto perfecto a la canción anterior y si en "Honesty In Death" el ritmo es pesado y contundente en "Theories From Another World"la rapidez del doble bombo nos hace zambullirnos en una de las mejores canciones del disco, llena de cambios y fabulosa en las texturas más calmadas. "In This We Dwell" nos confirma que las guitarras juegan un papel crucial, son geniales desde la primera a la última canción. "To The Darkness" nos rescata al galope para dejarnos en la calma que supone "Tragic Idol", una de las más lentas pero no por ello suave y es que parece que Paradise Lost hayan hecho un pacto con el diablo ya que todo el disco está plagado de pegadizos y poderosos riffs, a cada cual más inspirado.
"Worth Fighting For" tine aires salmódicos mientras que las orientales guitarras de la soberbia "The Glorious End" echa el cierre al disco que Paradise Lost debería haber sacado hace muchos años, ése que les ha devuelto a lo más alto. Es magnífico que, a estas alturas de la película, los de Halifax hayan sido tan honestos de haber buscado su camino durante todos estos años y ahora nos hagan partícipes de su éxito. Exquisito, brutal, denso, gótico, sólido, inspirado, sobresaliente, genial, honesto, sincero, poderoso, bellísimo... ¿Algo más?
© 2012 Stephen Dedalus