Odio a los teloneros, los odio con todo mi ser. Entiendo que sea una oportunidad fantástica de coger tablas y dar a conocer tu música ante nuevas y amplias audiencias. Lo entiendo pero, durante todos estos años, me he tenido que aguantar con tantísima mediocridad antes del artista principal que, finalmente, he terminado por desistir y ahorrarme el suplicio de aguantar tres cuartos de hora de auténtica morralla musical. Red Fang eran los teloneros de Mastodon y han sido el primer grupo en ese odioso rol con el que realmente he disfrutado antes de la salida del artista de la noche. La música de Red Fang no se aleja demasiado de las coordenadas de Mastodon pero quizá más stoner, más cercanos a Kyuss pero con una imaginería nueva y sugerente, a medio cocinar entre el metal, el rock, el rock alternativo, el groove y, a veces una pizca de experimentación (como en las guitarras de "Wires") que les sienta estupendamente bien. "Murder The Mountains" es ese disco que muchos estábamos esperando.
No es de extrañar pues, que la banda haya sido la elegida para telonear a Mastodon y haya compartido cartel con Helmet, Crowbar o los mismísimos Megadeth (muy alejados de su estilo pero siempre abiertos a llevar consigo a los nuevos talentos) y todo esto con tan sólo dos discos; el que nos ocupa y el primero y homónimo que contenía los dos primeros Eps del grupo.
En sí mismo, el nombre de Red Fang no significa nada pero suena tan enorme como su música. Amantes del rock más distorsionado, aquel que les emparenta con el tan citado stoner rock o los más ruidosos y alternativos finales de los ochenta/primeros de los noventa, el grupo reconoce amar el rock más poderoso como el pop más blando y pegajoso.
Los de Portland atacan directos con la brutalidad de "Malverde" y ese riff cavernoso y oscuro, con la voz más gutural que en el resto, con un riff entrecortado y un estribillo pegadizo, el trabajo de las guitarras y su pesadez es magnífica. "Wires" es un gran single, espectacular de principio a fin, con brillantes cambios de ritmo y unas harmonías vocales que le dan mucho brillo, como "Hank Is Dead" que se convierte en todo un torbellino stoner-punk lleno de hirientes guitarras o el crujido con el que se abre "Dirt Wizard", oscura y con un estribillo lleno de rock. El gravísimo y groove bajo de "Throw Up" baja el endiablado ritmo que "Murder The Mountains" había cogido pero no la intensidad, los redobles de batería y las guitarras lo atestiguan.
Cinco canciones, la "cara a" de un disco soberbio, sin un ligero traspiés pero es en "Painted Parade" en donde nos quitamos el sombrero ante Red Fang; la inmediatez de la canción, su ritmo frenético, su melodía y su incansable batería en apenas dos minutos de canción que hacen que uno vuelva a sorprenderse de la calidad del grupo. El comienzo de "Painted Parade" es tan épico que quita el aliento.
Cinco canciones, la "cara a" de un disco soberbio, sin un ligero traspiés pero es en "Painted Parade" en donde nos quitamos el sombrero ante Red Fang; la inmediatez de la canción, su ritmo frenético, su melodía y su incansable batería en apenas dos minutos de canción que hacen que uno vuelva a sorprenderse de la calidad del grupo. El comienzo de "Painted Parade" es tan épico que quita el aliento.
El maníaco (y también digno heredero de los mejores y más oscuros años setenta) riff de "Number Thirteen" nos llevará al éxtasis con el cambio de ritmo que la canción sufre en el minuto 2:27, todo un lujo. La majestuosidad de "Into The Eye" nos preparará para la densa y, a ratos asfixiante, "The Undertow". Dejando cierta esperanza cuando cierran el disco con "Human Herd", una de las más accesibles de todo el álbum.
"Murder The Mountains" no es sólo el disco que nos devuelve la esperanza, que nos hace saber que hay muchos grandes grupos aún por llegar, y que nos darán muchos grandes momentos, es uno de los mejores álbumes del 2011.
© 2012 Cherry García