No querría estar en la piel de Eric Nean Sally por nada del mundo. No me gustaría estar en pleno 2012 y haber facturado un disco impecable, impresionante, de Rock And Roll, lleno de influencias clásicas, barroco, repleto de referencias y sonando de esa manera tan espectacular bajo la producción de Justin Hawkins (sí, el primer sorprendido soy yo, pero es que Justin parece saber lo que se hace y su trabajo en los mandos es encomiable, de matrícula) y no llegar a triunfar como se merecen porque si con este disco no lo logran no lo van a hacer nunca. Lo peor no es eso sino que si no lo hacen ellos con "The Church Of Rock And Roll" (que sí, que suena pretencioso pero espera a escucharlo) ningún otro artista va a ser capaz de lograrlo y el que lo haga estará bajo el agravio comparativo del disco de Foxy Shazam. El grupo ha creado un auténtico monstruo, una máquina de rock que pasa como una apisonadora por cualquiera de las novedades (con excepción de nuestros queridos Van Halen, por supuesto).
Para llamar "La Iglesia del Rock And Roll" a tu disco hacen falta muchas pelotas o una guitarra tan encabronada como la que te da la bienvenida a la mencionada iglesia. "Welcome To The Church Of Rock And Roll" es el primer corte, dos minutos que se clavan, con una letra tan sencilla y un acompañamiento tan excesivo (metales, guitarras, arreglos electrónicos y bajos palpitantes) en un tono gospel tan barroco que abruma desde el primer segundo. Una barbaridad de tema por la que se merecerían entrar en esa Iglesia. La tórrida "I Like It" se desliza en segundo lugar llena de coros, pegadiza como ella sola y con un riff tan salvaje como el anterior o más. Lo malo de Foxy Shazam es que, hasta ahora, uno no sabía si tomárselos en serio, lo bueno de "The Church Of Rock And Roll" es que todo eso ya da igual y uno no puede, no debe, hacer menos que entregarse y olvidarse de todo prejuicio.
¡Bienvenidos a los ochenta con "Holy Touch"! Suenan a los primeros The Darkness y todos los himnos AOR de los ochenta bajo el ritmo soul de la batería y las voces femeninas gospelianas que martillean el estribillo una y otra vez. Ojo al falsete del minuto y cincuenta y cuatro, es tan intenso que pone la piel de gallina. Otro riff más a la colección de la historia del rock. Intenso es poco.
"Last Chance At Love" es Queen en el siglo XXI (o como todos nos imaginamos que deberían sonar los de May ahora), otra canción que perfectamente podría ser pinchada en cualquier emisora y hacer creer al oyente que es un clásico o está ante el disco definitivo de Rock del año. "Forever Together" y una palmas lentas para acompañar a la guitarra más funk y del disco, un medio tiempo elegante y sin prejuicios, con un fraseo en la voz digno y diferente. ¡Qué disco!
"(It's) Too Late Baby" continúa la calma de "Forever Together" con un toque a medio camino entre Elton John, Mercury y George Michael. Suena increíble pero así es. Me recuerda a los discos más antiguos y oscuros de Elton John, cuando todavía parecía un hombre y tenía ganas de hacer algo diferente fuera del pop de FM para cincuentones.
¿Son TV On The Radio? No, es la acústica "I Wanna Be Yours" con un ritmo castigador y la voz aullando. Después de semejantes siete canciones, "Wasted Feelings" y sus falsetes herederos de Prince o Bono parecen poca cosa pero su simplicidad y frescura son perfectas para el cambio que ésta experimenta cuando los metales se encabritan y vuelven las baterías soul. También excesiva es "The Temple" con las guitarras más sucias de todo el disco, llenas de distorsión y mala leche, el piano es precioso y dota a la canción de una nueva textura digna del nombre de ésta. "The Streets" es un gospel que pone los pelos de punta con unos cambios muy a lo Queen para acabar con la crepuscular e imponente "Freedom" con una guitarra vibrante.
¡Once canciones! ¡Por fin un disco que no peca de la autoindulgencia de muchos artistas cuya incontinencia hace que estropeen muchos álbumes incluyendo más canciones de las debidas! Once canciones, sólo once canciones para hacer que te levantes y te des cuenta de que el Rock no ha muerto. ¿Alguien lo dudaba?
© 2012 Jim Fuckin' Tonic