Han pasado veinte años desde que "Achtung Baby" salió a la venta y es un disco que, con cada año que ha pasado, se ha ido colocando más y más en el lugar que se merece. Los irlandeses se olvidaron de las influencias norteamericanas con las que terminaron por impregnarse en su "Rattle and Hum" (1988) y recuperaron su identidad europea coloreándola del ruido de las guitarras de My Bloody Valentine y Sonic Youth, abrazando los ritmos más bailables de Manchester y el sentimiento festivo y rave de los grupos del momento, pasaron por un colador su música y escribieron su nombre a brochazos. Nunca un cambio de logo ha significado tanto en la historia de un grupo. Huyeron a los Hansa Studios y se refugiaron en un Berlín que se abría cultural y políticamente, un país de color marrón (como rememora Bono) lleno de trabants y cascotes y, con la ayuda de Daniel Lanois, Flood y Brian Eno se encargaron de talar el árbol de Josué que tanto les había costado plantar para construir el sonido de los nuevos U2 que necesitaban urgentemente un cambio de dirección.
A pesar de que a día de hoy, "Achtung Baby", sea considerado quizá el mejor disco de U2, cuando se publicó no estuvo exento de polémica y crueles críticas negativas que no entendían lo que el grupo se traía entre manos. Si somos sinceros, todos estos críticos no andaban muy desencaminados, U2 era un grupo con una personalidad fortísima, marcada a fuego, tanto sus guitarras, sus melodías como su imagen eran algo tan personal como reconocible y el cambio que supuso "Achtung Baby" cogió a todo el mundo por sorpresa en una época en la que los grupos no cambiaban, cosechaban éxito y se anclaban en su fórmula. Después de "Achtung Baby" nada fue igual; ni el pop, ni el rock, ni el metal, ni siquiera el rock alternativo. Que se lo pregunten a Metallica...
Pero la gran verdad que subyace bajo un disco de estas características no es meramente estética. Por supuesto que el cambio de imagen del grupo fue lo más llamativo así como su inteligente y su, sorprendente para la época, puesta en escena (que sentaría las bases de los macroconciertos tal y como ahora los conocemos), claro que sí, pero lo más importante, lo que realmente importa, tras "Achtung Baby" es su colección de canciones y la forma de abordarlas. Desde el rock industrial que supuso "Zoo Station" y que sorprendió a toda la industria con el paso cambiado (qué inteligencia la de abrir los conciertos de su Zoo TV con semejante tema) hasta el modernísimo rock con el que Bono se dejaba abrazar en "Even Better Than The Real Thing" (el slide de The Edge nunca ha vuelto a sonar igual). "One" les lanzaba a lo más alto de las listas cuando ésta aún era la balada perfecta y no había sido interpretada hasta la saciedad por propios y extraños (si queremos escuchar una brillante interpretación del tema tendremos que acudir al Zoo Tv Tour, posteriormente el grupo nunca ha vuelto a sentirla de esa manera), una canción con tantas interpretaciones y un sentimiento universal, que aborda las relaciones personales desde varias perspectivas con una letra llena de emoción y dolor a partes iguales.
"Until The End Of The World" nos trasladaba a un relato biblíco lleno de electricidad, un medio tiempo con riff pegadizo y que en concierto era uno de los momentos más electrizantes con un Bono lleno de atrevimiento. ¿Es posible mezclar religión y sexo? Sí, los U2 de los noventa eran capaces de narrar una conversación con Jesucristo como protagonista y, al mismo tiempo, follarse a las cámaras grúas de sus conciertos, así era Bono con treinta y pocos años. "Who's Gonna Ride Your Wild Horses" jugaba con la distorsión y el feedback bajo la melodía de una canción clásica de U2 y un puente verdaderamente genial. U2 son maestros en los puentes y en este disco cobrarán especial importancia, siendo más importantes y emotivos que los propios estribillos.
"So Cruel" era toda una declaración, una canción con el pecho abierto en el que estrofas tan brutales como "she wears my love like a see-through dress her lips say one thing her movements something else" o la mítica "I gave you everything you ever wanted it wasn't what you wanted" sonaban dolorosas en un Bono cuyo falsete era miel, lleno de potencia y feeling.
"The Fly" espantó a los seguidores de "The Joshua Tree" (1987), les hizo abandonar los chalecos y cortarse la coleta para ponerse gafas de mosca, peinarse con gomina y vestir de cuero. Uno de los temas principales del Zoo Tv Tour con la Les Paul de The Edge sonando a todo volúmen mientras miles de confusos mensajes eran lanzados por las cientos de pantallas que formaban parte del escenario de aquella espectacular gira. La lubricidad más absoluta llega con el wah-wah de The Edge y el groove más sexy de U2 en el que una bailarina hacía las delicias en directo y un videoclip oriental servía de apoyo a una canción en la que Bono no dudaba en arrodillarse frente a una mujer que no era la suya ninguna noche.
"Tryin' To Throw Your Arms Around The World" es una de las preciosidades menos valoradas de toda la carrera de U2, Bono canta "Sunrise like a nosebleed, your head hurts and you can't breathe" y con una imagen como esa sobran las palabras, tan sólo decir que sí, este era el tema en el cual derramaban una botella de champán siempre sobre una guapa seguidora en cada ciudad siendo uno de los grandes momentos de sus conciertos, eran capaces de convertir cualquier estadio en una gran fiesta cada noche. Algo impensable en los mojigatos U2 de ahora.
"Ultra Violet (Light My Way)" es el tema de desamor por excelencia, un comienzo etéreo para un cambio de ritmo en el que toda la canción se va acelerando poco a poco para terminar llena de desgarro, con unos arreglos de cuerda y un estribillo de los que marcan época. Y llegamos a una de las grandes joyas en la discografía de U2, "Acrobat", la canción por la que todos los fans de U2 suspiran en directo, un auténtico himno que el grupo casi nunca ha llegado a interpretar en directo y cuyo estribillo dice mucho de aquellos U2; "So don't let the bastards grind you down"
Para acabar una de las canciones más descorazonadoras del grupo; "Love Is Blindness", la amargura hecha canción, tan triste y dolorosa como bella. Un tema con el que cerraban todos los conciertos de aquella gira en la que U2 se devoraron a sí mismos. ¿Hay algo peor que acabar un concierto de dos horas con un tema tan duro? Sí, enlazarlo con un desnudo snippet de "Can't Help Falling in Love" cantado por un Bono transformado en payaso triste y todo el maquillaje corrido después del esfuerzo.
Un disco que aborda el amor y el desamor desde doce perspectivas diferentes hechas canción. Tan enorme que es imposible hablar de él en pocas líneas, lleva toda una vida adivinar la cantidad de sentimiento que hay entre sus surcos. No te dejes engañar por la colorista portada de Corbijn, es tan bonito que duele.
La gran duda sobre las reediciones aniversario de discos emblemáticos es si merecen la pena. Obviamente todo esta dicho en el propio disco pero, para todos aquellos que desean más y más de obras auténticamente capitales, hay que acudir a estas suculentas ediciones. En el caso de este "Achtung Baby", aparte de la reinterpretación de todos sus temas (algo que no aporta nada en absoluto al concepto original y que muestra el actual descalabro creativo en el que el grupo yace sumergido), viene acompañado de todas sus "caras b" lo que ya es justificación suficiente ya que el grupo era capaz de versionar a la Creedence ("Fortunate Son") o los Rolling Stones ("Paint It Black") y dejar fuera del disco auténticas maravillas como "Salomé", "Lady With The Spinning Head", "Where Did I All Go Wrong?" y la opereta industrial "Alex Descends Into Hell For A Bottle Of Milk/Korova 1", grandes muestras de brillantez de la estupenda salud de la que gozaban los irlandeses (por no hablar de los descartes que ya circulaban de manera pirata, golosinas como la magnífica "Heaven And Hell" o "Down All The Days"), todos los polémicos remixes que hicieron de las canciones del álbum (algo a lo que ahora estamos acostumbrados pero que en su época fue duramente criticado en un grupo de rock en mayúsculas como U2), además del extraordinario y necesario documental "From The Sky Down", todos los videoclips de la época, su espectacular concierto desde Sidney (quizá el único punto negativo de esta reedición y es que, con la cantidad de conciertos de la época de los que seguro disponen, han vuelto a incluir un Zoo Tv que todos ya tenemos) y el pequeño caramelo que fue "Zooropa" (1993) del que próximamente daremos buena cuenta ya que merece mención en sí mismo. ¿Alguien da más? Eran otros tiempos, eran otros U2. ¡Pero qué tiempos!
© 2011 Jim Tonic