Recuerdo con añoranza aquella época en la que vivía enganchado al metal de corte clásico, cuando no existían tanta variedad y estilos como hoy en día. El Nu Metal era una epopeya que por aquel entonces era inadmisible, era "contra-natura" y los verdaderos metaleros no querían saber nada con lo que no fuera el "true" metal, que bandas como por ejemplo Manowar llevó al último extremo de incluso declararse como los originales ejecutores del "verdadero" metal y que el resto de músicos mortales eran sucedáneos que poco o nada tenían que ver con la "religión" acústica que ellos procesaban a base de decibelios y más decibelios. Aquellos primeros años 90 fueron enormemente fructíferos en cuanto al gran abanico de estilos que se gestaron y fundaron, naciendo por ejemplo con una fuerza sobrenatural e inusitada ese movimiento de corte más bien gamberro y de nombre "grunge", sobradamente conocido y que bandas como Nirvana, Pearl Jam o Stone Temple Pilots encumbraron por aquellos años al de Olimpo de los dioses.
Hay que recordar que por aquel entonces estaba todavía muy vivo el power-metal, que en bandas, sobretodo, de la vieja Alemania tenían sus mejores representantes y tutores. Hansi Kursch y Andre Olbrich eran dos alumnos aventajados en la materia, con un enorme virtuosismos hacia la música y hacia el buen hacer de las cosas, generando trabajos con un sonido espectacular y unas composiciones de índole sobrehumanas. La verdad que muchos son los discos cinco estrellas a los que podemos rendir homenaje de los de Krefeld, pero si hay alguno que dio el pistoletazo de salida al sonido característico de la banda y que posteriormente ya no dejarían ni abandonarían durante su años mozos ese no es otro que su "Tales From Twilight World", una auténtica obra maestra del género donde nada en el mismo se convierte en este caso "sucedáneo".
El trabajo lo abre un pasaje con un cruce de guitarras realmente admirable, se trata de "Traveller In Time", donde los bombos ejercen su mística fiereza sin ningún tipo de templanza ni contemplación. Hablar de la voz de Hansi en este disco es perder el tiempo, es magnífica con una fuerza y un tono realmente característico que nada más escucharle una sola nota ya sabes que es él, que es inconfundible, que no tiene doble ni imitador que pueda ponerle en evidencia. Con "Welcome To Dying" Olbrich y el otro 50% de las seis cuerdas del grupo, el señor Siepen, demuestran que son una de las parejas con más ahínco y que más respeto generan dentro de este mundo musical. Resulta increíble ver como se doblan el uno y el otro de manera casi milimétrica, obteniendo un sonido refinado y explosivo al mismo tiempo, convirtiendo al tema en un clásico de nuestra música y que raramente aparcan u olvidan en sus conciertos.
"Weird Dreams" se convierte con su salvaje y alocado minuto en la puerta negra de Mordor que tenemos que cruzar para disfrutar de la preciosa canción que rinde pleitesía a la obra insignia de Tolkien; hablamos evidentemente de "Lord Of The Rings", ¿a quién no le puede gustar esta canción? Es imposible, contiene ese aire fantasioso y fresco que perfectamente nos imaginábamos leyendo el libro del maestro. Posee ese carácter de medio-tiempo, con una parte final para enmarcar gestada por unas guitarras inolvidables y unos registros vocales legendarios por parte de Hansi; así como quién no quiere la cosa se convierte en una de sus mejores canciones. "Godbye My Friend" es otra de sus canciones fetiches, donde lo realmente característico son las segundas voces y coros que se plasman a lo largo del tema, sin olvidar esa base rítmica que te aniquila de un plumazo gracias a una batería realmente "dañina".
La siguiente se convierte en mi favorita, inyectándole calificativos como fuerte, veloz y visceral "Lost In The Twilight Hall" es una auténtica bomba atómica, con un estribillo pegadizo y épico que no logras quitarte de la cabeza. Es fabuloso y reconfortante poder disfrutar de la potente voz que tenía Kursh en sus inicios, un prodigio sin lugar a dudas. Los "solos" de guitarra se convierten en los mejores del disco, rapidísimos y matemáticos en su ejecución, es de rigor destacar que da auténtico gusto escuchar músicos de este calibre que raramente defraudan.
"Tommyknockers" rinden en este caso honores a la obra de Stephen King del mismo nombre, con una melodía deliciosa y dulzona que haría sensibilizarse hasta el propio "rey" de la novela de terror. La preciosa y gloriosa guitarra de la breve "Altair 4" nos desembocan en el afluente violento y disuasorio que enciende "The Last Candle", último corte propiamente dicho del trabajo, que en alguna ocasión se convirtió en comienzo de sus directos. La canción es un tesoro, con una gran riqueza sónica que alberga todas las virtudes que se desgranaban en todos los temas predecesores del álbum, parece simple en sonido pero es realmente compleja en instrumentación con una fascinante gama de matices que ni con muchas escuchas puedes llegar a fijarte en todos ellos. Es de esas canciones que tiene que licuar tu cerebro muchas veces para sacarle el delicioso jugo que realmente contiene.
En definitiva un disco imprescindible e imperecedero que si bien es cierto no puso la primera piedra, si ancló el primer pilar de la majestuosa fortaleza que lograron crear Blind Guardian en nuestro querido y amado Heavy Metal.
© 2011 Lord Of Metal