SETLIST: Something's Happening/ Doobie Wah/ Lines On My Face/ Show Me The Way/ It's A Plain Shame/ Wind Of Change/ Penny For Your Thoughts/ All I Want to Be (Is By Your Side)/ Baby, I Love Your Way/ I Wanna Go to the Sun/ (I'll Give You) Money/ Shine On/ Jumpin' Jack Flash/ Do You Feel Like We Do?/ Asleep At The Wheel/ Restraint/ Float/ Boot It Up/ Four Day Creep (Humble Pie)/ Black Hole Sun/ My Guitar Gently Weeps/
¡Cuánta razón tiene Fernando Trueba cuando dice aquello de que la juventud está sobrevalorada porque es completamente cierto! Peter Frampton llegaba a Madrid sin haber conseguido vender todas las entradas para su concierto en la capital; signo de los tiempos que vivimos ya que mientras otros artistas de medio pelo se pasean por los escenarios españoles abarrotando salas y pabellones, toda una leyenda como Peter Frampton debe conformarse con llenar, a duras penas, un tercio de la sala y trabajar el concierto de cada noche con la misma intensidad y dedicación de un artesano.
Es cierto que queda ya muy lejos aquel disco que le propulsó a la fama, con el que escribió su nombre en la historia de la música moderna (famoso por ser el álbum en directo más vendido desde su publicación, todo un clásico) y que sirve de pretexto a la gira que nos ocupa, pero el célebre músico de "Peter Frampton Comes Alive!" (1976) ha sabido envejecer y a sus sesenta y un años sigue siendo uno de los mejores guitarristas de la historia, creativo y con un sentimiento inigualable porque no todo se basa en recorrer el mástil y la cantidad de notas que sea capaz de tocar por segundo sino del "feeling", ese maldito sentimiento que se les escapa a otros virtuosos mucho más técnicos y que no acompaña a todo aquel que se dedica a la música.
¡Han pasado treinta y cinco años desde aquel disco, cómo pasa el tiempo! Y a juzgar por lo que pudimos ver en La Riviera, no sólo pasa por su creador sino que también para el núcleo más duro de sus seguidores, aquellos que eran adolescentes cuando se publicó el famoso disco y que, venciendo a la pereza de una fría y desapacible tarde de domingo, se acercaron a La Riviera para ver a su ídolo.
Llamativa es la disposición de la sala ya que la pista ha sido invadida por sillas que le confieren a la velada un tinte aún más especial. Si a uno le extraña que haya sillas en un concierto de rock basta con precisar que rondó las dos horas y media largas de duración con lo que, el que más y el que menos, agradeció un asiento en el que tomarse su copa paladeando al bueno de Frampton.
Como nota personal (y aún a sabiendas que no es correcto en ninguna crítica ya que insinúa un protagonismo propio de los redactores más egocéntricos pero con la que, sin duda, más de uno se sentirá identificado) debo admitir que no me gusta "Baby, I Love Your Way" y que cada vez que suena me acuerdo de Rob en "Alta Fidelidad" cuando está entrando en el concierto de la cantautora Marie De Salle (Lisa Bonet en la película), escucha la dichosa canción desde la puerta y suelta el mítico; "¿Es éste el coñazo de Peter Frampton?" porque, al margen de que a Rob le guste la versión de Marie (obviamente porque lo que le gusta es ella) sí que es verdad que es una canción que ha sufrido un desgaste increíble, que se ha versionado hasta la naúsea y se ha utilizado en multitud de películas y anuncios a cada cual más empachoso y bochornoso. Por no hablar de la vergonzosa versión en clave reggae que se marcaron el grupo Big Mountain en los noventa, un crímen, una aberración, y que seguro que sirvió a Frampton para comprarse varias guitarras Gibson y un par de mansiones más pero que para el resto de los mortales lo único que logró fue que odiásemos un poco más el tema en cuestión.
Las luces se apagan y la mítica portada del disco en directo sirve como telón de fondo en una pantalla que no parará de salpicar la actuación con apropiadas y nostálgicas imágenes de la época, no carentes de cierta ironía cuando uno contempla auténticas mareas humanas apretujándose en gigantescos estadios para ver a un Frampton que hoy, treinta y algunos años después, se conformará con actuar frente a quinientas personas como mucho. El repertorio, por supuesto, es el disco en directo incluyendo la celebérrima stoniana "Jumpin' Jack Flash" y algunos de sus éxitos y versiones favoritas.
"Something's Happening", "Doobie Wah", "Lines On My Face" y la gente se levanta para recibir "Show Me The Way", quizá no haya llenado la sala pero el público que está allí no está por casualidad, conocen a Frampton y están deseando celebrar cada solo, cada canción. También es verdad que "Show Me The Way" no ha envejecido y suena igual de fresca y vital que en su época, suena su "talkbox" y todos reconocemos al Frampton del disco, ese sonido es inconfundible. Bonita fue "Wind Of Change" y "All I Want to Be (Is By Your Side)", cuando entonó "Baby, I Love Your Way" vuelta al histerismo y ya en "(I'll Give You) Money" desplegó todo su encanto no sin antes interpretar la sólida versión de "Jumpin' Jack Flash" y acabar la primera parte con la larguísima "Do You Feel Like We Do?". En mi humilde opinión quizá el único punto flaco de una gran actuación. ¿Por qué? Nunca me atrajo en el disco y su divertido vacile al público con el famoso "talkbox" se me hizo cuesta arriba, cuestión de gustos.
La segunda parte, casi instrumental, tuvo momentos asombrosos como "Asleep At The Wheel", la intensa "Restraint" con los índices de la bolsa desfilando tras el grupo mientras se alternaban mensajes subliminales, la pinkfloydiana y espacial "Float" y la sobresaliente versión que se marcó del "Black Hole Sun" de sus amiguetes Soundgarden. Ya para finalizar un actuación de más de dos horas y media acabó con "My Guitar Gently Weeps" de los Beatles, un cierre más que espectacular como no podía ser de otra forma con esta obra de arte hecha canción. ¡Qué manera de cumplir años, qué manera de entender la guitarra y qué buen sabor de boca!
© 2011 Cauldfield