No hay duda de que el nuevo disco de Coldplay es suyo, no podría ser de nadie más que de ellos, pero también es cierto que, si el sampler con el que comenzaba "Every Teardrop Is A Waterfall" rozaba el ridículo más escandaloso, el álbum (llamado "Mylo Xyloto") navega en un mar de referencias, homenajes voluntarios e involuntarios, influencias y plagios tan dispares como The Cure, U2 o Sigur Rós. No pasa nada, el arte es así; bebe de su propia fuente, se mezcla, se transforma, renaciendo mejorado. ¿Pero supone este nuevo disco una mejora sustancial a lo ya ofrecido por la banda? Desde luego que es una evolución. ¿Pero a dónde? Más que progresión cobra tintes de escapada hacia el "mainstream" más evidente. Está claro que ya no son aquellos chicos que encendían cada noche al público al ritmo de "Shiver", llenaban salas con "Yellow" y se llevaban los honores con "Trouble". Pero tampoco queda ya rastro de "A Rush Of Blood To The Head" (2002) o "X&Y" (2005) y es que el fenómeno que supuso "Viva La Vida" (2008) les ha sumergido en una resaca por la búsqueda del nuevo himno, del nuevo éxito lleno de sintetizadores, moogs y arreglos de cuerda enlatados bajo la atenta mirada de Brian Eno, que ha llegado a convertirse en uno más del grupo (prometo no dar mi opinión sobre él)
Debe ser que Chris Martin y su obsesión por llegar a más, por ser los próximos U2, le ha hecho creer que rondar al productor que elevo a lo más alto a los irlandeses será la solución a sus plegarias más comerciales y egomaníacas. ¿Es "Mylo Xyloto" un mal disco? En absoluto. Una producción espectacular, brillante, rica y exhuberante, preciosista y arrebatadoramente moderna (pero, parafraseando a Wilde; "Nada tan peligroso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado") son el vehículo de un álbum que tiene buenas canciones pero cuyo envoltorio supera con creces al contenido.
Resulta curioso que el tema que da título al disco sea una mera introducción y dure exactamente cuarenta y tres segundos. Cuarenta y tres segundos de campanas y xilófonos que únicamente presentan el verdadero primer tema del conjunto; "Hurts Like Heaven", irresistible y fresca pero heredera de Arcade Fire y The Cure, con ese regusto a "esto ya lo hemos escuchado". ¡Pero suena tan bien, está tan jodidamente bien producida que cuando las guitarras entran llenas de distorsión uno siente hasta cierta emoción incluso desde la comodidad del hogar. Sí, desde luego es un buen tema. Y llega "Paradise", el single que nos quitó el mal sabor de boca de "Every Teardrop Is A Waterfall" con un comienzo tan intenso y emocional como exagerado pero es pegadiza y lo han vuelto a hacer; se copian a sí mismos, suena a "Lost" de su anterior "Viva La Vida" pero ese piano es irresistible y Chris Martin introduce un estribillo de esos que se pegan como un chicle, auguro que en directo será uno de los grandes momentos con esas palmas sintetizadas que te hacen sentir rodeado de miles de fans del grupo.
"Charlie Brown" baja levemente los niveles de intensidad artificial y se acerca a las guitarras de U2 con tanto descaro que llega a ruborizar pero tiene todos los ingredientes de Coldplay, un buen tema que crece con cada pasada hasta convertirse en un gran himno.
La lenta "Us Against The World" termina por aplacar con sus aires de nana mientras que "M.M.I.X." vuelve a ser lo que era "Mylo Xyloto", un pasaje hacia "Every Teardrop Is A Waterfall". ¿Qué puedo decir de este tema? Pues sí, presumo de haber seguido al grupo y haberles saludado desde sus más tiernos comienzos y esta canción fue todo un golpe bajo a todos sus seguidores pero reconozco que me llega a gustar, sí, lo confieso, encaja en el disco y aunque el sampler me sigue pareciendo bochornoso entiendo el histerismo y la gran respuesta que ha generado durante la gira de este verano. Pensé que no valía nada y me equivoqué, en directo será una de las más coreadas, empiezo a pensar que las locuras de Chris Martin están lejos de nuestro discernimiento, somos incapaces de comprenderlas, pero con el paso del tiempo todo cobra sentido y tenemos que quitarnos el sombrero ante el gran comercial en el que se ha convertido.
La lenta "Us Against The World" termina por aplacar con sus aires de nana mientras que "M.M.I.X." vuelve a ser lo que era "Mylo Xyloto", un pasaje hacia "Every Teardrop Is A Waterfall". ¿Qué puedo decir de este tema? Pues sí, presumo de haber seguido al grupo y haberles saludado desde sus más tiernos comienzos y esta canción fue todo un golpe bajo a todos sus seguidores pero reconozco que me llega a gustar, sí, lo confieso, encaja en el disco y aunque el sampler me sigue pareciendo bochornoso entiendo el histerismo y la gran respuesta que ha generado durante la gira de este verano. Pensé que no valía nada y me equivoqué, en directo será una de las más coreadas, empiezo a pensar que las locuras de Chris Martin están lejos de nuestro discernimiento, somos incapaces de comprenderlas, pero con el paso del tiempo todo cobra sentido y tenemos que quitarnos el sombrero ante el gran comercial en el que se ha convertido.
La guitarra de "Major Minus" me gusta y me encanta como evoluciona la canción aunque tenga ese falsete que me recuerda constantemente a los Stones y su "I Miss You", la voz de Martin aparece tan tratada o más que en "Hurts Like Heaven". Llama peligrosamente la atención la alternancia de canciones tan exageradas con otras como "Us Against The World" o la siguiente; "U.F.O." en donde se siente el deslizar de los dedos sobre las cuerdas de la acústica.
"Princess Of China" es extraña, una vuelta a los ochenta en toda regla, coqueteos con el R&B más facilón de nuestra época y la presencia de Rihanna, que sí, canta bien y transforma la canción en pop de usar y tirar, vendible y radiable, pero sigue pareciéndome un horror en un grupo como Coldplay. Algunos lo llamaran evolución, hay gustos para todo, desde luego que sí...
Y llega una de las joyas del disco "Up In Flames", minimalista, base programada, piano y voz, tan cerquita que sientes que la canta únicamente para ti y con un falsete magnífico en el estribillo, lo más parecido a los dos primeros discos de Coldplay, una de mis preferidas . Tercer pasaje instrumental de pocos segundos; "A Hopeful Transmission", verdaderamente prescindible, samba electrónica, aburrida hasta que llega "Don't Let It Break You", un tema de estadio, pensado única y exclusivamente para unir tu voz a la del resto de miles de gargantas que llenen los estadios por los que esta gira pase. El final llega con "Up With The Birds", un extraño cocktail a base del "Driven By You" de Brian May y "Anthem" de mi amado Leonard Cohen, la clásica canción de fin de fiesta en Coldplay, ciertamente aburrida.
Desde el punto de vista creativo no han aportado demasiado a su carrera, se han dejado llevar por la autocomplacencia más evidente. Si vemos este disco como un intento, el resultado es notable y las ganas e ilusión volcadas son tantas como los errores cometidos en un álbum con el que intentan llegar a más público, ser los más grandes, los más conocidos y que deja cierto poso de desilusión aún así lo cierto es que contiene, al menos, media docena de buenas canciones que rozan el notable y eso en los tiempos que corren no es muy común. No decepcionará a los más fanáticos, enganchará a miles de personas que antes no se fijaban en Coldplay y dejara tibios pero con ganas de más a los que disfrutábamos con "Sparks" o "Politic".
© 2011 J.Cauldfield