Nadie ha dicho que los discos de Primus sean fáciles de escuchar. Si no te gustan no te puedes forzar a que te gusten, es inútil escucharlos una y otra vez y convencerse de lo genial que es Les Claypool (que lo es) si no lo sientes. Su anterior disco, "Antipop" (2009) fue notable y, aunque nunca llegó a las cotas "Sailing The Seas Of Cheese" (1991), sí que fue lo suficientemente importante como para confirmarles entre los nuevos seguidores del rock alternativo que estaban sedientos de nuevos artistas y experiencias. ¡Vaya si Primus nos las ofrecía! En aquella época no entendíamos ni la mitad de lo que Les Claypool nos decía, ni siquiera sus influencias. ¿Quién presumía de escuchar a King Crimson o Frank Zappa en plenos noventa siendo adolescente? Nadie. Pero allí estaba aquel sonido de bajo de Claypool y ya era suficiente para justificarte de cara a tus amigos, además éste era lo suficientemente freaky o más que tú, un inadaptado anacrónico con sus perillas y sus extrañas ropas. ¿Y su música? Compleja, venusiana, diferente. ¡Qué tenía que ver Primus con Alice In Chains, Nirvana o Soundgarden? Nada, tan sólo tu adolescencia.
Así que, después de varios proyectos en "solitario", Les Claypool ha vuelto en compañía de Larry LaLonde y Jay Lane para retomar Primus por todo lo grande con su nuevo disco "Green Naugahyde", algo así como como "Skay verde". ¿Existe? Quizá en norteamérica, seguro que en el mundo de Primus sí.
"Prelude To Crawl" da la bienvenida a todo aquel que se adentre en el universo de Claypool, a simple vista no es diferente a otro tipo de introducciones de otros grupos, ecos de Pink Floyd y Crimson anuncian la llegada de "Hennepin Crawler" con una guitarra cortante, afilada y un bajo lleno "slaps" y un groove típicamente del grupo que te llevará a "Sailing The Seas Of Cheese", cuando apenas eras un crío y presumías de entender esta música sólo que ahora la entiendes, la disfrutas y la razonas, Claypool se adapta un poco a esa extraña y analfabeta definición del jazz por parte de los neófitos más esnobs ya que sólo entiendes su música cuando eres músico o te has quemado los oídos escuchando miles de álbumes y cientos de actuaciones en directo, vibratos y acordes disonantes acompañando su voz, llena de distorsión, como un Frank Zappa "grungy" que canta a través de un megáfono de segunda o tercera mano prestado por Tom Waits.
"Last Salmon Man" es más tradicional si es que este término puede utilizarse con Claypool y los suyos, escalas en el bajo y su voz, la guitarra se agita, se encabrita y se llena de trémolo antes de un solo lleno de distorsión. ¿Es un solo? Eso parece, así suena. Unos magníficos coros cierran el tema repitiendo "Is The Last Salmon Man", no te preguntes qué significa; tan sólo siéntelo. Como ocurre con la árabe "Eternal Consumption Engine", esquizoide y divertida pero con un fondo musical sobresaliente. "Tragedy's A' Comin'" es el single. ¿Tiene Primus singles? Mejor llámalo "adelanto", el bajo es una auténtica delicia y quizá sea la más llamativa y pegadiza del conjunto, maravillosa, el "slap" y los gritos de la gente pregrabados que te hacen sentir como si estuvieras en pleno concierto.
El zumbido setentero con el que se inicia "Eyes Of The Squirrel" es soberbio en cuanto la batería le sigue el fraseo; ¡qué maestría! La guitarra se adapta perfectamente y resuelve la canción con los agudos. Siempre he pensado que debe ser difícil seguir el ritmo de Claypool pero no en directo sino en el estudio, en su vena más creativa. El efecto "flanger" espacial de "Jilly's On Smack" avanza con la entrada de la batería para convertirse en un "loop" jalonado por un sonido de mantra electrónico y la voz de Les como un susurro en la noche, al final hay un cambio de ritmo y de tercio que explica en segundos la grandiosidad de Primus; ¡son auténticos músicos dejando volar su imaginación!
El bajo de "Lee Van Cleef" deja en ridículo a Flea (con su permiso), es una de las más pegadizas, es auténticamente pegajosa, un blues espacial. Si el bajo de la anterior te ha cautivado espera a escuchar "Moron Tv" y la guitarra punteando sobre él. "Green Ranger" es la más "normal" del conjunto, la más "alternativa" si es que esta etiqueta alguna vez significó algo, como "HOINFODAMAN" y esa guitarra llena de distorsión y "fuzz", más cercana al rock de los noventa que a otra cosa, el problema son los cambios de ritmo y las estrofas de Claypool, una golosina que te deja boquiabierto al primer segundo.
"Extinction Burst" rompe los medios tiempos (me repito; si es que éstos existen en un grupo como Primus) y acelera el ritmo del disco con un fraseo infantil en las voces y un estribillo saltarín. Despídete del álbum porque "Salmon Men" es una "croante" "outro" propia de una banda de ranas en plena escapada a la charca. Es raro, muy raro y es bueno, muy bueno, es Primus sin cortar y a nosotros, a estas alturas, no nos extraña sino que lo agradecemos. ¡Gracias, Claypool!
El bajo de "Lee Van Cleef" deja en ridículo a Flea (con su permiso), es una de las más pegadizas, es auténticamente pegajosa, un blues espacial. Si el bajo de la anterior te ha cautivado espera a escuchar "Moron Tv" y la guitarra punteando sobre él. "Green Ranger" es la más "normal" del conjunto, la más "alternativa" si es que esta etiqueta alguna vez significó algo, como "HOINFODAMAN" y esa guitarra llena de distorsión y "fuzz", más cercana al rock de los noventa que a otra cosa, el problema son los cambios de ritmo y las estrofas de Claypool, una golosina que te deja boquiabierto al primer segundo.
"Extinction Burst" rompe los medios tiempos (me repito; si es que éstos existen en un grupo como Primus) y acelera el ritmo del disco con un fraseo infantil en las voces y un estribillo saltarín. Despídete del álbum porque "Salmon Men" es una "croante" "outro" propia de una banda de ranas en plena escapada a la charca. Es raro, muy raro y es bueno, muy bueno, es Primus sin cortar y a nosotros, a estas alturas, no nos extraña sino que lo agradecemos. ¡Gracias, Claypool!
© 2011 Jim Tonic