Pobre de aquel que espere otro "Hollywood Town Hall" (1992) o "Tomorrow The Green Grass" (1995) porque tendrá una venda en los ojos y estará pasando por encima de este "Mockingbird Time" que no es ni mejor ni peor, es simplemente un brillante paso más en su carrera y no debería ser comparado con ninguno de los anteriores. De todas maneras, ninguno de ellos sirvió para que el grupo alcanzase la popularidad y el reconocimiento que se merecían y aunque Louris dijese que después de "Blue" poco había más que decir se equivocaba sacándose de la chistera melodías irrepetibles sin Mark Olson, con Golden Smog, en solitario (aquel "Vagabonds" tiene buenos momentos) y con Olson de nuevo. Así, la reunión de The Jayhawks era de esperar (que no esperada ya que parecía cada día más difícil) y el anuncio de una gira y de un nuevo disco se vivió con entusiasmo. Con tal ímpetu que hasta el propio Louris se contagió y añadió más presión a la olla en unas declaraciones en las cuales vendía este "Mockingbird Time" como el mejor disco de regreso jamás grabado, su mejor álbum.
Está claro que poco queda de aquellos jóvenes que grabaron "Blue Earth" o "Hollywood Town Hall" y que aquellos años noventa en que labraron su leyenda han quedado lejos pero, si se me apura, aquel olvido mainstream al que se sometió al grupo forma parte del encanto de éste y ayudó a no contaminar las aguas de su inspiración con el ruidoso rock que por aquel entonces triunfaba, reafirmándoles en sus convicciones, aferrándoles en sus ideales, haciéndoles esforzarse por encontrar la melodía perfecta lejos de las modas y nos hizo a sus seguidores sentirnos aún más especiales por disfrutarles en petit comitè. Por tanto, esperar que muchos años después Louris y Olson repitan la jugada y hagan otro "Town Hall" o "Green Grass" es una estupidez supina. Han crecido, han vivido y el bagaje es diferente. ¡Hasta nosotros hemos cambiado! ¿Acaso seríamos más felices si repitiesen una y otra vez la misma fórmula, no les acusaríamos de inmovilismo y falta de ideas?
"Mockingbird Time" son The Jayhawks en el 2011 (Mark Olson, Gary Louris, Tim O'Reagan, Marc Perlman, Karen Grotberg y Tim O'Reagan) y no engañan a nadie. Grabado en Minneapolis, los doce temas que lo componen abarcan el amplio espectro de influencias al que el grupo nos tiene acostumbrados y saben mezclar lo mejor de las melodías británicas de los Beatles con los Byrds del "Sweetheart of the rodeo", los Flying Burrito Brothers y pinceladas country, blues, bluegrass, incluso soul, rock y pop, mucho pop de altos vuelos ("Black-Eyed Susan"), todo ello especiado bajo las preciosas armonías vocales a las que el grupo nos tenía acostumbrados y, en algunas ocasiones, bajo algún que otro ramalazo de intensidad psicodélica y eléctrica, eso sí; siempre contenida, al servicio de la melodía (como en "High water blues", quizá la mejor de este regreso en dura lucha con "Cinnamon Love").
"Hide Your colors" (con esos magníficos arreglos y guitarras propias de George Harrison) o "Closer to your side" suenan familiares y fabulosas para abrir el disco como ese single por el que todos conocimos este "Mockingbird Time" que es "She walks in so many ways" y que, debemos reconocer que a ninguno nos pareció precisamente la más acertada (ni la mejor ahora que hemos escuchado todo el disco) pero cuya amable melodía crece, crece y crece conforme vamos descubriendo sus detalles, lo mismo que pasa con este disco y es que, sin que esto sea el consabido tópico con el que se suele argumentar las más bajas pasiones por discos mediocres, estamos ante el claro ejemplo de un álbum excecional que requiere atención y mimo, que pide escuchas y cariño. La bonita "Tiny Arrows", la típica composición Louris/Olson, "Guilder Annie" (que pudimos disfrutar en sus conciertos españoles), la preciosa y calmada "Mockingbird Time" o "Hey Mr. Man" nos hacen darnos cuenta de que estamos escuchando a los Jayhawks de nuevo y esto es suficiente para que se pare el mundo, nos pongamos nuestros mejores cascos y digamos que no a cualquier plan que nos aleje de escuchar su nuevo disco como es debido, con la misma devoción de siempre.
© 2011 Jesús Cano