Blogozarro #1 "Los mejores días de nuestra vida"

Hay algo en lo que coinciden todo tipo de artistas y es que lo que realmente te gusta cuando eres niño o adolescente te seguirá gustando durante toda la vida. Por supuesto que todos evolucionamos y crecemos, descubrimos y vamos cambiando en nuestros gustos pero en nuestro corazón siempre perduran aquellos discos, libros o películas de cuando éramos críos. ¿Quién no se acuerda del primer disco que compró? ¿De su superhéroe favorito? ¿Acaso no esperábamos todos nuestra cita semanal con aquel programa o serie de nuestros desvelos? Que levante la mano el que de pequeño no se ha puesto una capa como Superman, respirado como Darth Vader o bailado e imitado a su cantante favorito. ¿Recordáis aquellas interminables tardes de verano leyendo cómics? ¿Esas madrugadas de adolescente viendo películas de terror?


De todo eso se componen los artículos de Blogozarro; una combinación imposible entre Blogofenia y Bizarro que mezclará música, cine, cómics y todo aquello que no tiene cabida en otras secciones y forma parte de nuestra vida, removido, no agitado.

Los culpables indirectos de esta sección son mi familia; cuando caía enfermo y no podía ir a clase, mi madre me regalaba cómics; uno de los que más me gustaba era de Flash Gordon (ojo, el de Alex Raymond) una maravilla...

Recuerdo un cumpleaños en el que mi tío me regaló muchísimos cómics, entre ellos el número uno del Namor de John Byrne (que todavía conservo), yo era todavía pequeño y me pasaba las tardes dibujando a Alpha Flight o Iron Man con ayuda y consejos de mi abuelo.

Las sobremesas eran aún más divertidas ya que con mi tío veía un montón de películas como "Dune", "Juegos de Guerra", "Encuentros en la Tercera Fase", "Poltergeist" o "Blade Runner". Era una época en la que todavía existían videoclubs y era tremendamente excitante alquilar una cinta VHS sin saber nada de la película (no existía Internet para cotillear y matar el gusanillo), dejándote guiar únicamente por la portada y lo que habías escuchado a tus compañeros de clase.

Por la noche y con mi abuelo, una vez más como excusa frente a mi madre, me quedaba viendo la película de terror de la semana. ¡Lo que me costó poder ver "Viernes 13" o "Hellraiser" cuando apenas tenía ocho años!


Cuando llegaba el fin de semana me empapaba de la NBA con mi tía, era la época dorada y semanalmente veíamos a Michael Jordan, Kareem Abdul-Jabbar, Patrick Ewing o Magic y me hice seguidor de los Boston Celtics hasta tal punto de acercarme a James Worthy a pedirle un autógrafo totalmente vestido del verde de Boston para sonrisa del alero de los Lakers.

¿Pero cómo iba a negarme al equipo que formaban Kevin McHale, Robert Parish, Danny Ainge, Dennis Johnson o, mi gran favorito, Larry Bird? ¿Quién puede olvidarse de las finales del 86 y 87? ¡Yo era un niño pero estuve allí gracias a Ramon Trecet y su programa "Cerca de las estrellas"!

Más adelante, por las noches, me aficioné a programas de cine y conocí algunas películas a las que me habría sido imposible llegar si hubiese sido por mis amiguetes. Recuerdo la enorme sensación de satisfacción al ver por primera vez la terrorífica "¿Qué fue de Baby Jane?" de Bette Davis. ¿Cuántos de mis compañeros  estaban viendo este clásico con catorce años? ¡Ninguno, ellos se lo perdieron!

Sin embargo, "El Vengador Tóxico" sí que fue una gran conmoción en mi clase, la película de Lloyd Kaufman nos enganchó a todos y, a día de hoy, algunos seguimos sin poder olvidarnos de aquella increíble saga.

Crecí un poquito y, liberado de las lecturas obligatorias del colegio, descubrí a gran cantidad de escritores; Hesse, Salinger, Rushdie, Woolf, Bukowski, Wilde, Corso, Lovecraft, Kerouac, Sartre, Mishima, Ginsberg, Rimbaud, Plath, Burroughs que me engancharon desde bien joven y de los que nunca me he podido despegar. Pero si hubo uno que me obesionó por encima de cualquier otro fue James Joyce. No sé por qué pero con diecisiete años me leí todo, absolutamente todo; Retrato del artista adolescente, "Dublineses", "Poemas Manzana", "Exiliados", el "Anna Livia Plurabelle" de su "Finnegan's Wake", cómo no, su "Ulises", libro que tardé meses en devorar pero con el que finalmente pude, la biografía de Maddox sobre Nora que leí varias veces (que nadie me hable de la horrible película de McGregor) y el tocho definitivo de Richard Ellman.

Fueron unos años en los que formé mi gusto; repletos de películas, de cómics, de largas e interminables noches y vacaciones de verano que duraban tres meses (y no quince días, como ahora), fines de semana de partidos de baloncesto emulando a Bird y domingos viendo la MTV de madrugada cuando todavía podía verse. Los mejores días de nuestras vidas que dirían Pink Floyd.
 
© 2011 J.Cano