Crónicas suizas en el Sonisphere de Basilea

El vuelo salía con retraso de Barajas mientras leíamos una y otra vez varias revistas musicales. Tres horas sin información de ningún tipo por parte del personal del aeropuerto son muchas horas así que, muy a nuestro pesar, acabamos leyendo también la edición española de Rolling Stone, que viene a ser como la Superpop para treintañeros. 

Cómo no, Lady Gaga ocupaba la portada y en su interior varios reportajes traducidos de la edición norteamericana (algunos bastante mal, como el del disco "Born This Way") en el que los protagonistas, Zach Galifianakis o Bon Iver, son presentados como genios generacionales, como si se tratase de John Belushi o Nick Drake. Los de facturación propia reseñaban el desembarco de Pereza en Londres, lo que tan poco elevaba la nota media de la publicación demasiado. Llegué a pensar que el cansancio me había afectado demasiado cuando me descubrí interesado por una breve, brevísima y superficial, reseña del gran "Exile On Main St" y la relación entre Keith Richards y Gram Parsons pero contaban tan poco y de una manera tan frivolona que lo abandoné a la cuarta línea, justo cuando por megafonía anunciaban nuestro embarque, cerca de las diez de la noche. 

Las calles desiertas, eran las doce y media de la noche y Basilea nos recibía ya dormida (pronto nos percataríamos que, aunque hubiésemos llegado cinco horas antes, habría estado igual de desangelada). Al día siguiente, después de una mañana de turismo y un reencuentro con la cafeína de manos del Starbucks y las mil bebidas energéticas que allí se comercializan, nos subíamos al tranvía número catorce con destino St. Jakob y las entradas para el Sonisphere suizo en nuestros bolsillos. 




Es increíble y realmente alarmante como nos hemos asimilado al resto de países en lo malo. Recuerdo entradas de conciertos que daba gusto conservarlas, bonitas, a color y con mil detalles. Ahora, las entradas parecen extractos de cuentas bancarias o tickets de parking (carentes de todo glamour) y el problema no es que uno no quiera conservarlas, el auténtico problema es que no resisten el paso del tiempo y pierden la impresión (me viene a la cabeza una de los Rolling Stones para la que no han pasado ni cinco años y no se puede leer en ella absolutamente nada). 

Poco a poco, el tranvía que nos lleva al recinto se comienza a llenar de decenas de chavales con camisetas negras con nombres míticos; Judas Priest, Iron Maiden o Whitesnake. Aunque estemos en Suiza el calor es insoportable, las previsiones eran de dieciocho grados y, sin embargo, estamos atravesando una infernal ola de calor sahariano que, mezclada con el río Rin que atraviesa toda Basilea, convierte a la ciudad en una sauna turca; la humedad es tal que la sensación de calor se multiplica y Suiza, como casi toda Europa, no está preparada para las altas temperaturas como para el frío con lo que el transporte público es un horno, eso sí, muy puntual. 

¿Recordáis a todas esas personas que van a Wacken o a otros festivales y vuelven a España como si de visionarios se tratasen? Olvidadlos por completo, son unos completos esnobs. La organización del Sonisphere de Suiza es tan mala como la de cualquier otro festival nuestro (a estas alturas llego a pensar que es marca de la casa Sonisphere). Las colas de los accesos está mal organizadas, llevan retraso y la gente se amontona formando un gigantesco embudo. Ni rastro de esa supuesta educación europea (y más en Suiza, con la fama que tienen) según la cual ellos son más civilizados que nosotros; es un auténtico caos. Cuando, por fin, se abren las puertas, la gente entra de golpe, empujando y jaleando a los más rezagados. Lo primero que vemos es el puesto de merchandising de Judas con las camisetas de "Epitaph", "British Steel" y "Painkiller, impacta ver a Judas junto con otro grande como Whitesnake y pensar que es la última gran gira. 

El recinto es como un pabellón de los nuestros (Palacio de los Deportes o Palau Sant Jordi), "arena" que les llaman por Europa y Estados Unidos. La pista central la han denominado "Saturn Stage" y es en donde tocarán Duff McKagan, Whitesnake y Judas Priest. El resto de escenarios son salas pequeñitas (a modo de salones de actos), en una de ellas (llamada "Bohemia Stage") tocarán Buckcherry o The Damned Things, desistiremos de ver a estos últimos ya que coincide con la actuación de Whitesnake y ver a David Coverdale presentando su maravilloso nuevo disco, "Forevermore", acompañado del resto de sus clásicos, es una maravilla que no podemos perdernos. El escenario principal es el denominado "Apollo Stage" y está fuera del complejo, se trata de un enorme estadio de atletismo donde tocarán Slipknot, Limp Bizkit y los cabezas de cartel del festival; los enormes Iron Maiden.

Junto con la pulsera (de color rojo anaranjado) nos han dado unos vales para cerveza y comida (que sólo sirven para el día siguiente, la gran puesta de largo del Sonisphere suizo pero se agradecieron debido al exorbitante precio de la bebida ya que, aunque al cambio; el Euro salía mejor parado respecto al Franco, el nivel de vida allí es bastante más alto), compramos una camiseta edición limitada del festival y paseamos por las instalaciones cuando empieza a sonar la primera actuación del "Saturn Stage". Duff McKagan y los suyos  (puedes ver la crítica de este concierto aquí), enfundados de cuero negro y guitarras en ristre, han salido con retraso (algo que se mantendrá durante todo el festival), la pista se va llenando poco a poco (hay que tener en cuenta que es la primera de todas las actuaciones) y la gente sigue entrando pero sorprende el poder de convocatoria de Duff, el antiguo bajista de Guns 'N Roses sigue como siempre; se conserva en una forma excelente pese a todos los excesos que ha cometido y el tren de vida que ha llevado durante los últimos años, atrás quedan proyectos tan poco acertados como Velvet Revolver y maravillas como Neurotic Outsiders o los propios Guns, fueron desgranando su último disco, el prescindible "The Taking", alternándolo con versiones de su pasado más glorioso.


El backstage de Buckcherry
Poco antes de que acabe y tras hacer una breve parada en los servicios (que ya os podemos confirmar que empezaban a necesitar limpieza) llegamos al "Bohemia Stage" y la actuación de Buckcherry  (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Lo de Josh Todd parece un pacto con el diablo en toda regla, su grupo funciona a la perfección en directo y muestran una entrega envidiable. Cuando la actuación termina, la sala está a rebosar y Buckcherry son aclamados como héroes pero no tenemos tiempo que perder, Whitesnake va a empezar en el "Saturn Stage" y podemos ver la actuación completa gracias, una vez más, al retraso, a la incomprensible poca puntualidad suiza,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí)Por David Coverdale no pasan los años en el directo, las mismas poses, la misma fuerza y la misma potencia en una de las voces más famosas del rock. Presentaban "Forevermore" acompañándolo con sus inevitables clásicos; "Is This Love?", "Fool For Your Lovin'", "Here I Go Again" y a preparar el escenario para Judas Priest  (puedes ver la crítica de este concierto aquí).


Produce cierta tristeza pensar que ésta será la última gran gira del grupo y más saber que no está KK Downing presente y prefiere relajarse jugando al golf (algo que el propio Downing ya se ha adelantado a negar, por supuesto). El concierto es largo y abundante, profundizando en la carrera del grupo, deteniéndose en cada época y disco (sí, el incomprensible "Nostradamus" también está presente) con un Halford en un estado vocal privilegiado (lamentablemente no podemos decir lo mismo de su estado físico). El primer día del festival ha terminado, en la salida, en las mesas de seguridad; cientos de cadenas, y muñequeras de pinchos esperan a sus dueños, una procesión de camisetas negras se dirige al centro de la ciudad, y nosotros cogemos el tranvía catorce de vuelta al hotel.

Al día siguiente, la ciudad se levanta con un enorme sol amarillo limón inundando las calles de luz, es viernes y esta vez no hay tiempo para hacer turismo. Marchamos hacia el festival, el tranvía está más tranquilo, no hay tantos seguidores viajando en él pero es porque ya están todos en el recinto, viendo las primeras actuaciones.

Mr. Big abren el día a lo grande, llenando la pista del "Apollo Stage" (puedes ver la crítica de este concierto aquí), calentando al público a base de su rock ya clásico, sonaron excelente. Gracias al retraso, una vez más, pudimos ver de nuevo a Buckcherry defender su repertorio de nuevo pero esta vez fue una puesta de largo en toda regla, tocaron en un "Saturn Stage" abarrotado que no quería perderse lo que unos pocos habíamos visto el día anterior, fue increíble ver a tantas personas corear "Lit Up" mientras Josh se desgañitaba y Stevie no paraba de arrojar púas a discreción. Lo de Gojira  (puedes ver la crítica de este concierto aquí), sin embargo, fue lo peor de todo el festival, tocaban en el "Red Bull Stage" y a todas luces fue una mala decisión ya que se les quedó pequeño, una de las actuaciones más concurridas del evento y a juzgar por lo que vimos, una de las más asfixiantes, allí no cabía ni un alfiler, su death metal ecologista fue calurosamente recibido ante una audiencia entregada que agolpaba a las puertas de la sala. 

Bienvenidos al mundo de Alice Cooper
Mientras, Monster Magnet  (puedes ver la crítica de este concierto aquí) comenzaba en el "Saturn Stage" y a éstos se les quedó grande. No por la gente, verdaderos riadas de fans acudían a ver a Wyndorf y los suyos, sino porque Dave ya no es lo que era. No es que haya ganado peso, es que ha perdido ganas. El que antaño se autodenominase como "Space Lord" ha perdido fuerza en el escenario y parece un artista tributo de sí mismo. Insufribles efectos en la voz, pregrabados y un grupo estático protagonizó una de las actuaciones más irrelevantes y decepcionantes del festival, les di la oportunidad en Madrid y aquí, no creo que les vea en directo nunca más.

Alter Bridge llegaba a un "Apollo Stage" repleto de gente, Mr.Big se lo había llenado y se lo había puesto difícil al grupo de Myles Kennedy,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Sonaron francamente bien e hicieron pasar un buen rato a la gran cantidad de fans que allí se congregaron a verles, sin embargo, siempre pensaré que Alter Bridge no es un grupo para un escenario tan grande y su propuesta se queda pequeña, les habría sentado mucho mejor una sala más acorde a su puesta en escena. 

A esas alturas y con unas temperaturas plenamente veraniegas, la gente empezaba a colmar todo el estadio. La vuelta de Limp Bizkit es uno de los grandes regresos del rock alternativo y había ganas de ver si Fred Durst era capaz de lo imposible y ser los mismos que rompieron las listas a mediados/finales de los noventa. ¿Lo lograron? Sí, gracias a Wes Borland (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Limp Bizkit puso a saltar a todo el mundo y sonaron más a grupo de metal que de nu metal, abandonaron los interminables descansos entre canción y canción y se dedicaron a tocar, sonaron contundentes y la gente reaccionó a la propuesta de los Bizkit como si nunca se hubiesen llegado a separar.

Retorno triunfal  de Slipknot
La máscara y mono de Shawn
El escenario se lleno de tribales y percusiones imposibles. El mono naranja de Paul Gray presidía el escenario junto con la batería de Joey Jordison y Slipknot nos cogió por sopresa a todos,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Uno de los mejores conciertos de todo el festival, en completo estado de gracia y repasando todos sus clásico mientras Sid Wilson se tiraba desde la zona Vip al público, Chris Fehn bajaba entre las primeras filas a vacilar al público y Shawn Crahan corría enloquecido entre la audiencia, mientras, Jordison giraba con su batería y Corey se desgañitaba cantando "The Blister Exists" o "Duality". Un impactante y emotivo concierto que casi devora al propio festival y arrebata el trono a Iron Maiden. Llegamos con la actuación de Alice Cooper ya comenzada, algo de lo que nos lamentamos,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Vincent dio lo mejor de sí mismo con un repertorio de festivales con toda la artillería de la que Alice Cooper dispone, teatral (aunque menos que en sus propios conciertos) y más rockero si cabe, Alice demostró a todo el mundo que es uno de los grandes y reclamó su trono una vez más. Impresionante.

Dickinson en su camerino
El "Apollo Stage" se vestía de gala, llegaba el turno de Iron Maiden,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí). Llegaron poco antes del concierto y mucho antes de empezar ya tenían a la audiencia ganada de antemano, desde que empieza a sonar a modo de intro el clásico "Doctor, Doctor" de U.F.O. 


Maiden se conservan en forma, Harris no para y Dickinson o Gers son como críos, "Two Minutes To Midnight", "The Trooper", "The Evil That Men Do" y "The Number Of The Beast" conquistaron a una audiencia que lucía camisetas con Eddie en todas y cada una de las giras del grupo. Demostraron, una vez más, por qué eran el artista principal del festival.

Ya cansados, nos fuimos arrastrando hasta el "Saturn Stage" para nuestro último concierto. In Flames tenía que defender "Sounds Of A Playground Fading" y vaya si lo hicieron,  (puedes ver la crítica de este concierto aquí).  Sin Jesper y con el inexplicablemente polémico cambio de look de Anders Fridén (¿por qué es tan importante el aspecto de un músico, tanto o más que su talento?), los suecos arrasaron con un público entregado que no dudó en corear las nuevas canciones junto con maravillas como "Only For The Weak", es el concierto dónde he visto el "circle pit" más salvaje (con el permiso de Ministry hace unos años).


Los dos días siguientes, aprovechamos para hacer todo el turismo que pudimos, disfrutar de Basilea y cenar una magnífica fondue. A eso de las doce del sábado de la mañana, paseando por el puente principal, nos encontramos a Janick Gers de Iron Maiden tras unas oscurísimas gafas de sol, no le paré, no parecía que le apeteciese mucho que un chico le reconociese y seguidamente se acercasen decenas de fans (ya que la ciudad estaba tomada) a por un autógrafo o una foto, le reconocí, se dio cuenta y cada uno seguimos nuestro camino. Dos días de festival con grandes actuaciones, durante el camino nos perdimos a Mastodon (cuya actuación había sido programada, inexplicablemente, durante la de Slipknot) o al gran Max Cavalera pero habíamos visto a gigantes como Judas, Cooper, Coverdale o Maiden, un auténtico lujo.

© 2011 Jesús Cano