SETLIST: Battle Hymn/ Rapid Fire/ Metal Gods/ Heading Out to the Highway/ Judas Rising/ Starbreaker/ Victim of Changes/ Never Satisfied/ Diamonds & Rust (Joan Baez)/Dawn of Creation/ Prophecy/ Night Crawler/ Turbo Lover/ Beyond the Realms of Death/The Sentinel/ Blood Red Skies/ The Green Manalishi (Fleetwood Mac)/ Breaking the Law/ Painkiller/ The Hellion/ Electric Eye/ Hell Bent for Leather/ You've Got Another Thing Comin' (Richie Faulkner guitar solo)/ Living After Midnight/
La última gran gira de Judas Priest deja un poso amargo entre sus seguidores, está claro que a todas las grandes leyendas que todavía se pasean por los escenarios de medio mundo les llegará el día en el que tengan que dejarlo, colgar las guitarras y jubilarse (algo que abre un debate muchísimo más importante sobre la sucesión al trono ya que no hay reemplazo para la gran mayoría de ellos y no sé yo quién llenará los estadios dentro de veinte o treinta años con la misma dignidad) pero la forma en la que se está despidiendo Judas es más que cuestionable y pasará a la historia de la música por lo polémica de ésta.
Hace poco (y con todo el papel vendido para la supuesta última gran gira y hago hincapié en este término porque el grupo ya ha anunciado que sí seguirá haciendo giras pero no a este nivel), Judas anunciaba la marcha de KK Downing, uno de sus miembros fundadores y uno de esos músicos sin los cuales no puedes llegar a imaginarte siquiera el concepto del grupo, en circunstancias de lo más extrañas y sin apenas explicaciones; dejando a todos sus seguidores con las entradas compradas y un sustituto, Richard Faulkner (Lauren Harris), del cual es imposible dudar de sus cualidades técnicas, pero sí escénicas.
La última gran gira de Judas Priest deja un poso amargo entre sus seguidores, está claro que a todas las grandes leyendas que todavía se pasean por los escenarios de medio mundo les llegará el día en el que tengan que dejarlo, colgar las guitarras y jubilarse (algo que abre un debate muchísimo más importante sobre la sucesión al trono ya que no hay reemplazo para la gran mayoría de ellos y no sé yo quién llenará los estadios dentro de veinte o treinta años con la misma dignidad) pero la forma en la que se está despidiendo Judas es más que cuestionable y pasará a la historia de la música por lo polémica de ésta.
Hace poco (y con todo el papel vendido para la supuesta última gran gira y hago hincapié en este término porque el grupo ya ha anunciado que sí seguirá haciendo giras pero no a este nivel), Judas anunciaba la marcha de KK Downing, uno de sus miembros fundadores y uno de esos músicos sin los cuales no puedes llegar a imaginarte siquiera el concepto del grupo, en circunstancias de lo más extrañas y sin apenas explicaciones; dejando a todos sus seguidores con las entradas compradas y un sustituto, Richard Faulkner (Lauren Harris), del cual es imposible dudar de sus cualidades técnicas, pero sí escénicas.
Así, con el fantasma de ser la última ocasión de verles, lo drámatico de perder a uno de los grandes grupos de la escena, y la extraña marcha de Downing, Judas se presentaban en el Sonisphere suizo como cabezas de cartel de la noche del Jueves. Un enorme telón con el nombre de la gira cubría todo el escenario mientras nosotros, situados en uno de los laterales, veíamos como cada miembro del grupo tomaba su posición y se preparaba solemnemente para el comienzo.
Siempre me han gustado este tipo de ubicaciones porque le permiten a uno ver todo lo que ocurre tras el telón; los "roadies" colocando el escenario, los técnicos afinando las guitarras o preparando el té, y los pequeños rituales de los músicos antes de poner el pie sobre las tablas. Pero esta vez, sería muy distinto.
Así pues, Judas Priest encaraba la trasera del telón de Epitaph con miles de fans esperando ver a su grupo mientras por los altavoces terminaba de sonar War Pigs de Black Sabbath y comenzaba Battle Hymn a modo de intro. Rapid Fire abría el concierto demanera brusca y todo el grupo en primera línea de fuego, todos menos Faulkner que, mucho más adelantado que sus compañeros, disfrutaba de su guitarra a solas. Recuerdo que, cuando volaba en el avión, leía en una de mis revistas favoritas que Faulkner era un maldito "poser" y esa expresión me hizo la suficiente gracia como para recordarla durante el concierto, y es que es totalmente cierto. Richard Faulkner se gusta a sí mismo, se gusta demasiado, tanto que se olvida de que está en Judas Priest y se emborracha de ego en primera línea, muy por delante de sus legendarios compañeros (¡por delante de Tipton e incluso Halford!).
Faulkner, puro ego |
Rob le abraza en varias ocasiones, intentando, con ese gesto, que los fans de Judas lo acepten sin éxito; aunque no tengo queja alguna en lo estrictamente musical, la opinión generalizada es que Faulkner cae mal. También es cierto que, intentando entender la actitud del joven guitarrista, éste se ha encontrado -de la noche a la mañana- en uno de los mejores grupos de Metal de la historia y, desde ese punto de vista, es normal su actitud (aunque debería evitar sacar una Les Paul en un grupo como en el que está)
"Metal God", "Judas Rising" (que me gustó mucho más que en aquella gira de reunión que hicieron en su día). "Diamonds And Rust" y "Prophecy", francamente no sé por qué incluyen alguna de "Nostradamus", supongo que por una cuestión de coherencia, intentando darle su espacio a un disco conceptual doble en el que creyeron ver la piedra filosofal de su carrera y se equivocaron de pleno, el caso es que la canción suena magnífica y la interpretación de Halford es soberbia, aupándola a lo más alto del concierto y equiparándola (a nivel musical, que no histórico) a la altura de sus clásicos. El problema es que después llegan "Nightcrawler" y "Turbo Lover" (otro disco polémico, solo que el tiempo a éste sí le ha dado la razón) y la diferencia es más que evidente. El montaje es magnífico, la estampa clásica de Judas aderezada con cadenas y el símbolo del grupo, la batería elevada y pantallas de amplificadores como muro.
Es el turno de "The Green Manalishi", una versión que nunca me gustó en su momento pero que debía estar incluída en esta gira, el karaoke de "Breaking The Law" (en el mejor de los sentidos, por supuesto) y una de mis favoritas; "Painkiller", donde Halford demuestra que sigue estando a la altura de su leyenda, con un registro de voz verdadermante privilegiado en los agudos.
Es el turno de "The Green Manalishi", una versión que nunca me gustó en su momento pero que debía estar incluída en esta gira, el karaoke de "Breaking The Law" (en el mejor de los sentidos, por supuesto) y una de mis favoritas; "Painkiller", donde Halford demuestra que sigue estando a la altura de su leyenda, con un registro de voz verdadermante privilegiado en los agudos.
Toman la recta final con "The Electric Eye" (tras el escenario vemos a un Halford jadeante tras el esfuerzo de todo el concierto, vocalmente se encuentra en un estado envidiable pero físicamente se le ve cansado a ratos lo que no es ninguna crítica a su profesionalidad, en todo momento sobresaliente) y llega el rugido de "Hell Bent For Leather" con él cabalgando la enorme Chopper característica de Judas, tras esto, un innecesario solo de Faulkner en "You've Got Another Thing Comin'" y el festivo final con "Livin' After Midnight". Si cierras los ojos y escuchas no echarás en falta nada, si los abres; desearás que esta no sea la última gira de Judas Priest.
© 2011 Jesús Cano