Concierto: Roger Waters (Madrid) 25.03.2011

SETLIST: In the Flesh?/ The Thin Ice/ Another Brick in the Wall Part 1/ The Happiest Days of Our Lives/ Another Brick in the Wall Part 2/ Mother/ Goodbye Blue Sky/ Empty Spaces/ What Shall We Do Now?/ Young Lust/ One of My Turns/ Don't Leave Me Now/ Another Brick in the Wall Part 3/ The Last Few Bricks/ Goodbye Cruel World/ Hey You/ Is There Anybody Out There?/ Nobody's Home/ Vera/ Bring the Boys Back Home/ Comfortably Numb/ The Show Must Go On/ In the Flesh/ Run Like Hell/ Waiting for the Worms/ Stop/ The Trial/ Outside the Wall 


Más de 70 metros de escenario y una recaudación de 200 millones al concluir una gira de 117 conciertos de dos horas y media largas de duración cada uno. Así de rotundo es The Wall, un concierto que muchos pensábamos que nunca podríamos ver en directo. Una de las citas del año en nuestro país; con dos noches en Madrid y Barcelona respectivamente; llenos absolutos hasta la bandera. 

Y es que, de estos conciertos he leído de todo; ¿Cómo es posible que Roger Waters salga de gira sin sus compañeros? ¿Que un espectáculo así pueda recaudar tantísimos millones sin suponer una debacle moral e ideológica para su creador? ¿Un concierto basado en la película de Alan Parker? ¿Era superior la anterior gira, basada en el celebérrimo Dark Side Of The Moon?  Sin duda, todas las críticas o preguntas sin resolver se deben a un desconocimiento total o absoluto sobre la carrera de Pink Floyd en general y Waters en particular por parte de aquellos que asistieron a los conciertos de esta gira como si estuviesen de vuelta de todo, aquellos que alaban The Wall y creen conocer cada rincón de una obra tan pretenciosa como faraónica, totalmente joyceana en su complejidad. 

Entrada de la primera noche
Según contaba el propio Waters hace ya muchos años; su crisis espiritual frente a los fuertes ingresos financieros tuvieron su verdadero origen con Dark Side Of The Moon, un disco en el que se planteó (no carente de cierta ironía) cómo podría seguir siendo de izquierdas con tantísimo dinero en sus arcas, mientras el resto de los Floyd no tenían tantos quebraderos de cabeza y disfrutaban de los resultados, aunque siempre desde esa buscada discreta posición que lograron fuera de los escenarios.  Sus problemas posteriores con el grupo, su egomanía y ansias de control creativo del grupo son asuntos, espero, conocidos por todos. Por lo que cabe suponer que, en su momento, alguien como Waters sí puso en la balanza el mensaje de sus obras frente al éxito comercial y las ganancias obtenidas. 


Waters en Madrid
Hay que tener en cuenta también que, la gira original de The Wall era bastante más cara en su momento de lo que es ahora, debido al costosísimo montaje frente a los medios disponibles a primeros de los ochenta y que, cuando el resto del grupo quiso continuar haciendo más fechas con la intención de ganar dinero, Waters se negó con lo que todo aquel proyecto tan sólo les supuso enormes perdidas (por lo menos, a tres de los cuatro, pero seamos elegantes con el bueno de Richard Wright que no tuvo culpa de acabar asalariado en su propia banda), por no hablar del fiasco comercial de la película. 

También habría que recordar a esos que le cuestionan por qué, en estos momentos en los que todos los grandes dinosaurios han vuelto a por lo que les corresponde, él se ha negado a volver con Guilmour, por qué ha sido incapaz de hacer una gira bajo el nombre de Pink Floyd y es que Waters nunca perdonará al guitarrista si no es para algo esporádico o puntual. Algo por lo que los fans de Floyd nos tendremos que lamentar de por vida ya que sería magnífico verles de nuevo de gira. 

El gran trabajo de Gerald Scarfe
Las comparaciones con la gira anterior (la excelsa Dark Side Of The Moon) tampoco tienen cabida ya que, si bien su montaje fue lógicamente menos espectacular que ésta, no es porque destacase en el aspecto musical, que también, pero son conceptos, discos y conciertos totalmente diferentes, musicalmente impecables por igual. 

Como tampoco es cierto que esta gira sea tacaña con el disco que representa o un calco de la película de Alan Parker como se han empeñado en proclamar a los cuatro vientos en todos los periódicos. Reproduce fielmente los conciertos originales, simplemente. ¿Es esto malo? Para nada. La esencia de aquel disco está en aquella mítica gira y a los que les interese la (por otra parte, magnífica y todo un fiasco en su día) película de Parker siempre podrán darle al play y disfrutar de ella una y otra vez sin tener que salir de casa. 

In The Flesh?
El espectáculo comienza puntual, sin telones, tan sólo el archifamoso muro. ¡Pero qué comienzo, qué sonido! ¿Cómo un muro puede inspirar tanto pánico, como un simple muro puede producir esa sensación tan acongojante? Un sonido espectacular, altísimo, preciso. Olvidaos de aquellos que puedan ponerle algún "pero", la primera noche en Madrid (la primera de las cuatro, en la que estuvimos) sonó en todo momento como siempre habíamos soñado. Un avión se estrella contra el muro, la imagen totalitaria del escenario se quedará para siempre en nuestras retinas, así como los efectos de sonido; ¡parecen rodearnos! In The Flesh? ha sido la primera en sonar y todavía no salimos de nuestro asombro, una sensación que nos acompañará durante el resto del concierto. 

Durante "Mother"
Con The Thin Ice sentimos como el suelo se abría bajo nuestros pies, The Happiest Days Of Our Lives y las partes de Another Brick In The Wall y el coro infantil que Waters sacó al escenario fueron maravillosas, así como las figuras de Scarfe y sus mágicos movimientos por el escenario. Mother, deliciosa como siempre. Y una de mis favoritas; Goodbye Blue Sky, con una animación tan bella como cargada de mensaje, ¡qué canción más bonita! Empty Spaces es una canción de otro mundo y los dibujos de Gerald Scarfe amplifican su mensaje. Young Lust sonó a bar de carretera, a televisión encendida hasta altas horas de la madrugada, a búsqueda insaciable en un rock clásico de medio tiempo cuya guitarra sigue sonando tan incendiaría como siempre a pesar de la ausencia de Guilmour. Goodbye Cruel World despedía la primera parte y un recordatorio muy especial proyectado sobre el muro durante el descanso. 


El coro infantil de Waters
(foto de ABC)
La gente aprovecha para salir a fumar, abarrotar las barras y los aseos, pero la gran mayoría permanece sentada, en estado catatónico, intentando digerir lo que acaba de presenciar y asumiendo que aún queda lo mejor; todo un final de fiesta elaborado por el cerebro de Waters. 

Dando paso al solo
de "Comfortably Numb"
La segunda parte comienza con la excepcional Hey You seguida de la desoladora Nodoby's Home, Vera y una sentidísima Bring The Boys Back Home con unas imagenes realmente conmovedoras en esa gigantesca pantalla de ladrillos. ¿Hace falta decir que Comfortably Numb fue una de las grandes de la noche? ¿A quién puede decepcionarle en directo una canción así? La he escuchado dos veces en directo por Waters, en dos giras diferentes, miles de veces en el disco y cientos de ellas en conciertos originales y piratas (por no hablar de la fabulosa interpretación que Guilmour siempre hace de ella) y nunca, nunca, me ha decepcionado ni lo hará, es sobresaliente.  La recta final pasa en un suspiro con The Show Must Go On, la fortísima Run Like Hell, Waiting for the Worms con Pink como protagonista y el desenlace en The Trial (realmente impagable la imagen del muro curvándose sobre sí mismo hasta formar un retrete mientras la gente jaleaba el acto) y, para acabar; la caída del muro con Waters acompañado de toda la banda, tocando la trompeta y despidiéndose cariñosamente del público delante de los escombros. 


¡Qué lejos ha quedado aquel Waters que deseó construir un muro entre él y su audiencia, entre él y el mundo! ¡Qué lejos han quedado aquellas noches en las que soñábamos con esta gira! Uno de los días más felices de nuestra vida; un concierto auténticamente inolvidable. 


© 2011 Jesús Cano