Gavin Friday es uno de esos personajes extraños, amigo de la infancia de Bono de U2, que uno no sabe muy bien exactamente dónde ubicar. Si prestamos atención a su errática carrera musical podríamos intuir cierto esplendor a mediados de los noventa con aciertos como Adam 'n' Eve (1992) , Shag Tobacco (1996) y la banda sonora de The Boxer (1998), por no hablar de la excelente colaboración de In The Name Of The Father pero trece años son muchos años y las únicas noticias que hemos tenido de él ha sido como mero partenaire de su hermano mayor artístico (Paul Hewson), sus mil y una fotos de borrachera con él y su faceta como comentarista de las giras de U2, por lo tanto este Catholic se ha hecho esperar mucho, demasiado a mi gusto.
He de reconocer que he visto muchas portadas horripilantes, malas e incluso grotescas (sin ir más lejos las de Cannibal Corpse) pero la del disco que nos ocupa raya el mal gusto y no por la imagen en sí sino por lo oportunista de ésta; un Gavin Friday yacente, envuelto en la bandera irlandesa y con un crucifijo sobre el pecho. Si pretende escandalizar no lo hace en absoluto pero si lo que deseaba es servir de crítica o reflejo de sus creencias o las de su tierra también falla en el blanco después de escuchar el disco no una, sino cuatro, cinco y hasta seis y siete veces. ¡Qué lejos queda aquella magnífica y bella portada en blanco y negro de Adam 'n' Eve o la bizarra y barroca de Shag Tobacco!
Como adelanto se podía escuchar Able y deseé que fuese eso; un adelanto, porque me aburrí hasta la médula. Land Of The Moon abandona la voz grave para adentrarse en los susurros, bases electrónicas, pianos y mucha calma, pop contenido pero sin emoción. Una sensación que te acompañará durante todo el disco ya que sentirás que intenta despegar y tú quieres que así sea, quieres un estallido, un cambio, pero nunca llegarás al clímax con este Catholic por mucho que lo intentes.
A Song That Hurts no hiere como su propio título indica sino que te lleva al más profundo de los sueños con un falsete casi idéntico en timbre al del líder de U2. The Only One y Blame con una cadencia lenta y unos arreglos oníricos te hacen volver a mirar la portada del disco y plantearte si lo que hace nuestro Gavin Friday es dormir bajo la bandera.
En The Sun & The Moon & The Stars uno se vuelve a plantear la naturaleza de la relación parasitaria entre Gavin y Bono, si se trata de una composición propia o una maqueta rescatada de la papelera del estudio de sus amigos más famosos, también en horas bajas.
Perfume parece otra cosa pero termina por diluirse mientras Epilogue podría haber cerrado el disco sin necesidad de hacernos pasar por la infumable Where'd Ya Go? y sus diálogos entre lo que parece una mala copia de Tom Waits con su megáfono y la voz de Friday como narrador con sus falsetes a coro.
Y para terminar Lord I'm Coming tratando de resultar intensa con unos arreglos de cuerda la mar de resultones que no salvan un disco que, de no ser quien es, no lo habría publicado nadie. ¿Acaso era necesario? Desde luego que no.
Perfume parece otra cosa pero termina por diluirse mientras Epilogue podría haber cerrado el disco sin necesidad de hacernos pasar por la infumable Where'd Ya Go? y sus diálogos entre lo que parece una mala copia de Tom Waits con su megáfono y la voz de Friday como narrador con sus falsetes a coro.
Y para terminar Lord I'm Coming tratando de resultar intensa con unos arreglos de cuerda la mar de resultones que no salvan un disco que, de no ser quien es, no lo habría publicado nadie. ¿Acaso era necesario? Desde luego que no.
© 2011 Jesús Cano