SETLIST: Trust/ In My Darkest Hour/ Hangar 18/ Wake Up Dead/ Poison Was the Cure/ Head Crusher/ She-Wolf/ A Tout Le Monde/ 1,320'/ Sweating Bullets/ Symphony of Destruction/ Peace Sells/ Holy Wars... The Punishment Due/
SETLIST: World Painted Blood/ Hate Worldwide/ War Ensemble/ Postmortem/ Temptation/ Dead Skin Mask/ Silent Scream/ The Antichrist/ Americon/ Payback/ Seasons in the Abyss/ Snuff/ South of Heaven/ Raining Blood/ Black Magic/ Angel of Death/
Ésta es una de las pocas veces en la que el telonero toca después del artista principal o lo que es lo mismo; un cartel doble mal elaborado en una versión descafeinada y económica de lo que está siendo la gira del Big Four en la que España, otra vez más, se queda fuera, como siempre. Está claro que salir después de un grupo como Slayer es una tarea difícil, complicada por el impenetrable muro de sonido que Araya y los suyos despliegan en directo pero Megadeth merecía haber cerrado la noche. Por supuesto, hay opiniones para todos los gustos; desde los que ensalzan a Slayer y tachan a Megadeth de nostálgicos (como si las últimas entregas de Dave Mustaine no fuesen suficientemente convincentes, debemos recordar que los últimos cuatro álbumes de Megadeth son brillantes y en ellos no hay ni rastro de concesiones al pasado) y los que piensan que Megadeth no merecen compartir más carteles sino aparecer como lo que son; uno de los grandes entre los grandes del thrash.
Dave Mustaine y David Ellefson saben que están atravesando una segunda juventud artística y eso se nota en sus conciertos; disfrutan tocando los clásicos del grupo y todas esas canciones posteriores a su separación (como Head Crusher o 1,320) suenan a gloria bendita en sus manos y no desentonan para nada integradas en un espectáculo repleto de clásicos como In My Darkest Hour, Wake Up Dead, Hangar 18, Peace Sells, Symphony Of Destruction o Holy Wars. A destacar la labor de un Chris Broderick más que inspirado a las seis cuerdas que hace que uno se olvide casi por completo de Friedman (hago tal afirmación habiendo visto en directo a Megadeth con Ellefson, Menza y Friedman) y su negativa a volver a Megadeth si no es con un jugoso cheque bajo el brazo y abandonando sus tediosos trabajos de pop oriental. O la magnífica labor de Mustaine en canciones como Hangar 18 en la que uno desea que siempre haya otro solo más al final.
Slayer, con la baja de Hanneman presentó un repertorio calcado al de las últimas cien actuaciones, monolítico y aburrido, sobrio y eficaz en cuanto a ejecución pero absurdo por lo que tiene que un grupo de su importancia repita una noche tras otra los mismos temas desde hace casi dos años. Si World Painted Blood ejerce como brillante entrante, son canciones como Americon o Snuff las que sobran. Apocalípticas sonaron South Of Heaven, Raining Blood o Angel Death pero un descanso no les vendría mal, quizá deberían haber esperado a Jeff o haberse tomado un respiro entre gira y gira.
© 2011 Jim Tonic
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